LO
QUE DIOS PIENSA DE SUS HIJOS, Por Faustino Vargas.
Una
de las más hermosas enseñanzas de la Biblia es el hecho de que a
Dios lo que más le interesa de sus hijos es el anhelo y deseo de
tener una íntima relación con Él. Nos esforzamos tremendamente en
trabajar para Él, en servirle en todo lo que podemos y caemos en la
trampa de pensar que Su amor es directamente proporcional a la medida
del servicio que le dedicamos. Dios no precisa sacrificios de
nosotros que no sea aquel que fluye naturalmente de nuestro corazón
como consecuencia de nuestra intimidad con Él. A menudo pasamos por
alto lo que Dios dice de nosotros en su Palabra y nos enfocamos más
en los juicios y opiniones que otras personas, insanamente, se
atreven a dar sobre lo que somos. Debemos creerle a Dios y con
humildad perdonar a quienes nos ofenden con vituperios y malos
juicios.
Si
ahora mismo lees Efesios 1:1-10 encontrarás que Dios afirma que
delante de Él somos escogidos, santos, sin mancha, amados,
adoptados, bendecidos, sin culpa, redimidos (libres), perdonados y
aceptados. Entonces hermanos, ¿por qué a veces los cristianos son
arrastrados por una baja autoestima? ¿Por qué nos deprimen los
falsos testimonios que se hacen sobre nosotros y no nos sujetamos con
fe a lo que dice el Señor de nosotros mismos? Miremos pues que la
sangre derramada por nuestro Señor Jesucristo también fue
suficiente para perdonar los pecados de aquellos que nos han
ofendido, de quienes tratan de angustiarnos. En la guerra espiritual
del día a día, recordemos que nuestra lucha no es contra carne y
sangre, sino contra el mismo imperio de la maldad.
Cuando
creemos lo que Dios dice de nosotros podemos gozar con entera
libertad el preciado regalo de la gracia, mirar adelante sin temor
confiando en la provisión material y espiritual del Señor, también
serán menos nuestras incertidumbres y dudas cuando las cosas
parezcan no irnos bien y podremos definitivamente disfrutar la vida
cristiana al enfocarnos en Él exclusivamente y no en nosotros
mismos. Nada de lo que las personas digan de nosotros, la manera en
que nos juzguen y nos vean, podrá modificar lo que el Señor dice y
aprecia de sus hijos. De manera que si, como hijo de Dios, crees
tener una baja autoestima, sencillamente estás pensando contrario a
lo que piensa el Señor de ti, estás auto-flagelándote y
renegándote cuando el Señor te lleva en su mano portentosa y jamás
te dejará aun cuando por momentos los deseos de la carne te sacudan
los cimientos de la fe. Uno de los ardides que más éxito ha
obtenido de parte del príncipe de las mentiras es hacernos pensar
que aun estando en Cristo, somos unos viles pecadores luchando en una
carrera sin fin para agradarle con nuestras buenas obras y así
aliviarnos la carga que producen nuestros tropiezos y debilidades.
¡Esto es una gran mentira!
Amados
hermanos, no podemos hacer nada para merecer el amor y la bendición
de Dios, pues desde que le conocimos, nuestras deudas están
saldadas. Él cargó nuestros pecados en la cruz, somos amados y
limpios con una nueva identidad que nada ni nadie nos puede
arrebatar. Cree lo que Él ha dicho de ti, pues bueno sería que
comenzaras a vivir a Cristo como una nueva criatura, diseño
exclusivo del Creador, separado para Él por voluntad propia,
escogido y para morar con Él por largos días. ¡Dios te bendiga!
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