jueves, 20 de septiembre de 2012

DEJE QUE EL NUEVO HOMBRE SE MANIFIESTE


Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. – Romanos 12:1

Cuando usted recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador, usted pasó a ser lo que la Biblia llama una “criatura nueva”. Por dentro usted no es la misma persona que antes era. La naturaleza de Dios ha nacido en usted. Pero no es suficiente con que tenga esa nueva naturaleza en su interior, es necesario que la deje tomar control del exterior.

No espere a que eso suceda automáticamente. Deberá tomar la decisión de someter su cuerpo a la obediencia del hombre nuevo en su interior y proponerse a hacer lo que Romanos 6:12 dice: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”.

Yo sé que eso es duro, pero recuerde, usted no está solo en esto. Usted tiene a Alguien que le ayudará a estar firme en esa decisión, su nombre es el Espíritu Santo. El está en usted para fortalecerle y darle el poder para sacar el pecado de su vida y ponerlo bajo sus pies.

Tome esa decisión firme en cuanto a su cuerpo hoy mismo para que el hombre nuevo que está dentro de usted empiece a manifestarse.

Romanos 6:12-23

Gloria Copeland


miércoles, 19 de septiembre de 2012

LA ARMADURA DE DIOS



Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.– Efesios 6:12

Lamentablemente la mayoría de nosotros no tiene la menor de idea de cómo hacer frente a la lucha que se menciona en este pasaje, porque como dice ahí, no es una lucha de carne y sangre, sino espiritual.

La mayoría de los creyentes están tan inclinados a lo terrenal (o tienen una mente carnal) que nunca se dan cuenta de la fuente real de los ataques del enemigo. Culpan a las circunstancias y a la gente y derrochan su energía combatiendo las condiciones naturales en lugar de las causas sobrenaturales. Es hora de que despertemos a la realidad de la guerra que se está librando en el ámbito celestial.
En Daniel 10:12-20, se nos da una idea de ese conflicto. Vemos que Daniel había estado ayunando y orando por 21 días, esperando alguna palabra del Señor. Entonces, veintiún días después, un ángel se le apareció con la respuesta. ¿Por qué se tardó tanto tiempo? Porque estaba luchando contra el enemigo en las regiones celestes.

A algunas personas esto las confunde. Dicen: “¿Demonios peleando en el cielo? Yo creía que Dios reinaba en el cielo”. Lo que no entienden es que la Biblia enseña que hay tres cielos:

1) El cielo donde mora Dios.
2) El cielo estelar: el espacio exterior.
3) El cielo que rodea la tierra: la atmósfera alrededor de este planeta.

El último cielo es donde la guerra espiritual se lleva a cabo. Por eso en Efesios 2:2 a Satanás se le llama el príncipe de la potestad del aire. El aire es donde los espíritus malos operan. De allí tratan de gobernar las naciones que les han sido asignadas; y lo harán, a menos que las oraciones del pueblo de Dios no les permitan hacerlo.

Dios tiene un ejército en marcha en esta tierra. Si nos unimos, podremos impedir que las huestes de maldad en los lugares celestes gobiernen nuestra nación. Ha llegado la hora de que oremos. Por lo tanto, póngase toda la armadura y tome su lugar en las filas de los fieles para interceder por nuestro país y por las naciones del mundo.

Daniel 10:1-4
10:1 En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.
10:2 En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas.
10:3 No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas.
10:4 Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
10:5 Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 10:6 Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.
10:7 Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron.
10:8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
10:9 Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.
10:10 Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
10:11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando.
10:12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
10:13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.
10:14 He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.

Kenneth Copeland

lunes, 17 de septiembre de 2012

CRISTIANO VUELVE A EMPEZAR



“…CAMBIARÉ SU LLANTO EN GOZO…” Jeremias 31:13

Tras la muerte de su mujer, Tomás se sumió en una profunda depresión. Durante una hora se desahogó con el consejero. Es bueno desahogarse y llorar; y también eso ayuda a identificar los asuntos a tratar. Pero el hablar, por sí mismo, no cambia nada. El consejero le preguntó: ‘Si la situación fuera al revés y hubieras sido tú el que hubiera muerto primero, ¿qué le dirías a tu esposa?’ Tomás respondió sin titubear: ‘Disfruta de la vida.’ En el momento en que expresó esas palabras, es como si algo se le hubiera iluminado por dentro; entonces reflexionó: ‘Me he tenido lástima durante demasiado tiempo. A ninguno de los dos nos gustaba cuando alguien hacía eso. Voy a vivir, hallar un nuevo propósito y regresar a la iglesia.’ Así lo hizo, y cuando volvió a verse con el consejero ya había comenzado a rehacer su vida. El dolor seguía presente, pero Tomás había sido capaz de sobreponerse el mismo mediante la acción.

Según Freud, el subconsciente puede ser liberado de memorias dolorosas por medio del psicoanálisis. Pero su premisa es errónea, porque los recuerdos, buenos y malos, siempre serán parte de uno. Además, su teoría puede conducirnos a pensar que es posible acabar con los problemas con sólo hablar de ellos, sin tener que hacer nada al respecto.
 
Unos se recuperan del duelo antes que otros; y hay también quienes nunca lo superan. ¡Pero tú no tienes que ser uno de ellos! Dios dijo: “…Cambiaré su llanto en gozo, los consolaré y los alegraré de su dolor” Jeremias 31:13. Dios puede tomar tu pasado y hacer que recobre sentido. Puede ayudarte a que mires atrás con gratitud y adelante con confianza. ¿Cómo? Haciendo de tus recuerdos dolorosos instrumentos de motivación y fuente de sabiduría para el futuro. Pídeselo, ¡Él te enseñará cómo hacerlo!

viernes, 14 de septiembre de 2012

UN POCO CADA DÍA



Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.” – Lucas 13:18,19

Si usted quiere crecer en el reino de Dios, tendrá que hacerlo como la semilla que ha sido sembrada en la tierra. ¿Cómo crece una semilla? ¿De inmediato? No, crece constantemente, 24 horas al día, un poco a la vez hasta que llega a cumplir el propósito para la cual fue creada.

Muchos de nosotros no actuamos espiritualmente de esa manera. Estudiamos y oramos por unos pocos días, pero luego desistimos. Cuando viene alguna adversidad, tratamos de una manera alocada de orar y permanecer en la Palabra, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que, por alguna razón, no somos tan fuertes como deberíamos serlo.

No existe el éxito de la noche a la mañana en el reino de Dios. La fortaleza verdadera y el crecimiento verdadero vienen al mantener constantemente la Palabra ante sus ojos, en sus oídos y en su corazón. No sólo cuando usted quiere o tiene ganas, sino constantemente, como la semilla, un poco todo el tiempo.

Una vez vino un hombre y me dijo: “Hermano, su ministerio empezó a tener éxito de la noche a la mañana, ¿no es verdad?”
Si así fuera -le respondí-, entonces hubiera sido la noche más larga que habría tenido en mi vida”.

Desde el punto de vista de él, mi éxito parecía haber brotado rápidamente. Eso se debe a que él nunca vio todas las horas, las semanas, los meses y los años que pasé en la Palabra de Dios. Tampoco vio el proceso diario detrás de ese éxito. El sólo vio los resultados.

Decida hoy empezar ese proceso diario de crecimiento constante. Decida empezar a poner de una manera constante la Palabra en su corazón. Cada día una línea aquí, una línea allá, una cinta aquí, una cinta allá. Comience a vivir como si esa Palabra fuera la verdad a cada hora del día, sin considerar lo que venga o cómo usted se sienta. Siga añadiendo a su fe, meditando en ella, confesándola, siete días a la semana. Con el tiempo, su fe será más grande de lo que usted jamás soñó que podría ser.

Lucas 13:18-21

Kenneth Copeland


jueves, 13 de septiembre de 2012

QUE SOLO DIOS SEA GLORIFICADO



Y saliendo Jesús… y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos… Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. – Mateo 14:14; 15:30,31.

La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que dice la Biblia. Lo que sí dice es que Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados.

En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se pone en pie y dice: “Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios Altísimo”, la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó su sangre por ellos; cuando oyen decir que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los libertará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No se ponen a discutir con la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabe qué sucede? Que la gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes.

Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, las mismas cosas sucederán entre nosotros. Dios no hace acepción de personas; su Palabra actúa en todos. La diferencia está en la manera en que la recibamos.

Hechos 17:1-11
17:1 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
17:2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos,
17:3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
17:4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.
17:5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
17:6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;
17:7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
17:8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.
17:9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

CRISTIANO ES HORA DE TOMAR LAS COSAS EN SERIO



Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré… Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche.” – Salmos 63:1,6


Si va a vivir con salud divina, habrá ocasiones en que tendrá que ser extremista en cuanto a la Palabra de Dios. Habrá ocasiones en la que quizá esté tan enfermo que no será suficiente con unos momentos en la Palabra y una oración rápida para recibir la sanidad.

Quiero decirle, en términos muy prácticos, lo que haría en una situación como esa. En el momento que despertara por la mañana, antes de que hiciera cualquier otra cosa, tomaría la cena del Señor, y diría: “Padre, dedico mi cuerpo todo el día de hoy al servicio de mi Señor Jesucristo. Recibo la sangre pura de Jesús derramada por mí en el Calvario”.

Luego, pondría al diablo en su lugar, diciéndole: “Te reprendo, Satanás. Hoy no vas a poner ninguna enfermedad ni padecimiento en mí. Por el poder de Jesús y mediante su Espíritu, no haré caso de los síntomas ni de lo que mi cuerpo crea al respecto. Yo he vencido esta enfermedad porque mayor es el que está en mí que el que está en el mundo”.

Luego, todo el día le daría gracias a Dios por mi sanidad. Buscaría algunas cintas de enseñanzas que llenaran mi mente y mi espíritu con la Palabra ungida de Dios, y las escucharía durante el día. En la tarde, alabaría a Dios y tomaría otra vez la cena del Señor para recordar que la sangre de Jesús está en mis venas, que soy parte de la familia de Dios.

Usted no tiene que esperar hasta el segundo domingo de cada mes o cuando sea que la tome para tomar la cena del Señor. Jesús simplemente dijo: “Haced esto todas las veces, en memoria de mí”. Si está enfrentando un ataque serio del diablo, necesita recordar a Jesús todo el día y toda la noche. Necesita meditar en Jesús hasta que los pensamientos de Él saquen de su mente los pensamientos de esa enfermedad.

Por la noche, antes de acostarme, tomaría una vez más la cena del Señor, luego alabaría hasta dormirme. Si me despertara durante la noche, tomaría mi Biblia y leería todos los pasajes de sanidad y haría que el diablo se lamentara de haberme despertado.

Cuando el diablo lance un ataque contra su cuerpo, no pierda el tiempo, tome en serio la Palabra y póngase bajo su cuidado constante y ella cuidará bien de usted.

Hebreos 4:9-16
4:9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.
4:10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
4:11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.
4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

martes, 11 de septiembre de 2012

DIOS ES NUESTRO AMPARO Y FORTALEZA



Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” Salmo 46:1 (RVR)

La duda se nos presenta a menudo en esta forma: “¿Por qué no me ayudó Él antes?” Porque no consideró que era el momento oportuno. Primeramente, Él debe acomodarte a la tribulación y hacer que aprendas tu lección por medio de ella. (Mateo 14:25)

Su promesa es, “Estaré con él en la tribulación, le libraré y honraré.” Él debe estar contigo primeramente en la tribulación todo el día y toda la noche. Después, Él te sacará de ella. Pero esto no acontecerá hasta que deseches tu inquietud y enojo acerca de ella y te calmes y tranquilices. Entonces Él dirá” Es suficiente”.
Dios usa la tribulación para enseñar grandes lecciones a Sus hijos. Su propósito es educarnos por medio de ella. Cuando la tribulación realiza su trabajo, entonces recibimos una recompensa gloriosa por su mediación. En ella hay un gran gozo y un verdadero valor. Él no considera las tribulaciones como dificultades, sino como oportunidades.

Una vez oímos decir a un anciano algo que jamás olvidaremos: “Cuando Dios te prueba, entonces es la ocasión oportuna para probarlo a Él poniendo a prueba Sus promesas y reclamar de Él lo necesario para vencer tus pruebas”. (Salmo 80:19 y Hebreos 1:14)

Hay dos caminos para salir de una prueba. Uno consiste en quitarse la prueba de encima y estar agradecido cuando haya pasado. El otro, en considerarla como un desafío por parte de Dios, para que reclamemos una bendición mayor que las que hasta ahora hemos obtenido, y la saludaremos con gozo como a una oportunidad que se nos presenta para obtener una medida mayor de la gracia Divina. Siendo así, aun el enemigo se convierte en una ayuda, y las cosas que parecen estar contra nosotros se transformarán en instrumentos para asistirnos en el progreso de nuestro camino. De seguro, que esto es más que ser conquistadores por medio de Aquél que nos amó. A. B. Simpson

REFLEXIÓN Puedes confiar en Dios, Él siempre es tu amparo y te desafía. Puedes superar cualquier problema en Dios.

Un gran abrazo y bendiciones