viernes, 29 de junio de 2012

CORDÓN DE TRES DOBLECES NO SE ROMPE PRONTO

El cordon de tres dobleces



Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Eclesiastés 4:12

Hay poder en la unidad. El diablo lo sabe. Por eso es que continuamente está luchando contra esa unidad. Él toma las diferencias que hay en nosotros, diferencias que Dios puso para hacernos más fuertes, y trata de usarlas para romper el vínculo que nos une.
Por ejemplo, tome los hombres y las mujeres. El diablo nos ha engañado al hacernos ver que uno es superior al otro. Pero puedo resolver ese argumento ahora mismo. Las mujeres son superiores a los hombres. Si no cree eso, ustedes los hombres traten de tener un bebé. Pero también, los hombres son superiores a las mujeres. Si no cree eso, ustedes las mujeres, traten de tener uno sin nosotros.

Son las diferencias combinadas las que nos hacen fuertes. Incluso se ha discutido si Dios es varón o hembra. Pero la Biblia nos aclara eso. Él es ambos. Eso es correcto. En el idioma hebreo, todas las palabras tienen género, son masculinas o femeninas. Pero la palabra hebrea “Jehová” es masculina y femenina. Dios es tan femenino como masculino y tan masculino como femenino.
Originalmente, el género humano era así también. Cuando Dios hizo primero al “hombre”, era tan femenino como masculino. Entonces Dios separó la parte femenina e hizo “a la mujer” o “varona, porque del varón fue tomada”. Después de eso, tuvieron que juntarse para estar perfectamente completos.
Todavía eso es cierto. Por ejemplo, cuando Dios junta al esposo y la esposa, con frecuencia junta personas que tienen mayores diferencias de personalidad. Donde uno es débil, el otro es fuerte, y viceversa. Por eso, cuando llegan a ser uno, son más poderosos de lo que eran estando separados.

Hubo un tiempo en que no lo entendía. Me molestaba con Dios por haberme enviado una esposa que no se preocupaba por algunas de las cosas que me gustaban. Pero finalmente me di cuenta de que Dios sabía lo que estaba haciendo. Si Él me hubiera dado una esposa que fuera tan aficionada a volar como yo, hubiéramos pasado el resto de nuestra vida en las nubes. No estaríamos predicando la Palabra. Estaríamos en alguna exhibición aérea volando al revés.

¿Hay en su vida personas que son diferentes a usted? No deje que el diablo use esas diferencias para separarlos. Agradézcale a Dios por ellas. Deje que Él le enseñe cómo apreciarlas y lo poderosos que pueden ser juntos.

jueves, 28 de junio de 2012


ORANDO CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS, Por Nancy Marquez.

Tenemos que aprender a ver el cuadro completo de lo que es la voluntad total de Dios sobre nuestras vidas y no ver los elementos aislados. Tenemos que estar atentos sobre qué elemento, en mi circunstancia presente, puede servir como catalítico para lanzarme a otra dimensión de victoria.

Una sola pieza de un rompe-cabezas no nos da la idea del cuadro completo. Una pieza sola, no cumple con el propósito del rompe-cabezas; así es nuestra vida. Cada circunstancia nuestra, cae dentro del cuadro completo. No perdamos el tiempo tratando cada pieza individual para traer sentido a nuestra vida. Dios tiene un plan completo, y en cada circunstancia de nuestra vida, El va trabajando y preparando el escenario para cumplir su propósito.

¡En respuesta a la oración, Dios libera Su poder para cumplir Su propósito en cada situación!
El propósito de Dios en cada situación trabaja de manera distinta. La agenda de Dios siempre es más grande que las circunstancias inmediatas. Las circunstancias inmediatas van a converger con la agenda de Dios. Cuando nos encontremos en una situación que no parece ser la voluntad de Dios, porque no se acopla con nuestros deseos, esperemos hasta el próximo paso. La historia no termina ahí. Cada circunstancia prepara el escenario para lo por venir, establece el fundamento para el próximo evento, abre la puerta para colocar la próxima pieza del plan. Efesios 3: 20 dice: “Y Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos…” No pongamos un punto final donde Dios ha puesto una coma. Lo que parece una derrota, es el terreno preparándose para una gran victoria por nacer. Lo que parece el final, es realmente el principio. La crucifixión es solo el preludio de la resurrección. Oremos sobre nuestras circunstancias, pero oremos conforme a la voluntad de Dios.

¿De que manera Dios responde nuestra oración?
Dios responde a nuestras oraciones conforme a su diseño y propósito eterno. ¡Lo maravilloso de la oración no es cómo yo hablo, qué palabras utilizo, sino cómo Dios me oye! Dios oye la oración, sea ésta verbalizada o mental. Nadie puede detener a un creyente que ora. Nos pueden tapar la boca, pero no nos pueden impedir orar. Nos pueden encarcelar, como a Pablo y Silas (Hechos 16: 25), pero no nos pueden impedir orar; porque Dios oye.

Nuestra oración es efectiva cuando el corazón de Dios es expresado a través de nuestras palabras. Cuando las palabras de Dios están en nuestra boca. ¿Cómo las palabras de Dios llegan a nuestra boca? - Cuando el deseo de Dios está en el corazón - (Mt. 12: 34) “porque de la abundancia del corazón habla la boca”. La oración poderosa no es un asunto de saber las palabras correctas, es tener el corazón como un depósito de Dios; abierto a escuchar cada murmullo y hacerlo eco en nuestras oraciones. Lo que Dios habla a nuestro interior debe ser nuestro guía para que nuestros labios se muevan.

¡La oración no cambia la voluntad de Dios, sino que activa la voluntad de Dios!
La oración libera el poder de Dios para cumplir Su voluntad en situaciones y en personas. La oración es el canal a través el cual la voluntad de Dios es traída a la tierra. ¡El tiene infinidad de misericordias acumuladas porque no hay una oración que abra las compuertas de los cielos! No es que Dios no pueda intervenir en soltar su provisión sin oración; es que no lo hace, ya que El lo estableció de esta manera. Santiago. 4: 2 “Ustedes no tienen, porque no piden”. En su sola potestad y soberanía, Dios ha decretado y establecido a la oración como el puente, entre el mundo espiritual y el mundo material. Entre el mundo espiritual – donde su palabra esta firme por siempre y donde las promesas de Dios son ya “SI” y “AMEN” en Cristo (2 Corintios 1: 20). Nuestra oración libera y activa la voluntad específica de Dios. Cuando oramos, alcanzamos los niveles espirituales (cielo) y tomamos la voluntad de Dios para esa situación. El puede liberar Su poder y Sus planes sobre el mundo a través de nuestras oraciones.

La oración actúa como lupa o magnificador
Los rayos del sol cubren la tierra. De todas maneras, si usted aguanta una lupa o magnificador sobre un objeto inflamable, como lo es una hoja seca, los rayos del sol son reflejados a través de la lupa. ¿Qué es lo que ocurre? - Los rayos del sol son concentrados y vienen directos sobre la lupa o magnificador. El reflejo de los rayos crea un enfoque y un intenso calor. La hoja, es expuesta a ese enfocado poder del sol, por lo tanto se enciende en fuego.

El poder de Dios cubre la tierra. La oración enfoca y magnifica su poder en una situación particular o en una vida en específico. La vida o situación, son expuestas consistentemente a su intenso poder, de tal manera que ocurre un cambio.

No dudemos del poder de nuestras oraciones. Nuestras oraciones generan el poder en Dios y para El no hay nada imposible ni difícil….Jeremías: 32:27 “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”

miércoles, 27 de junio de 2012


LA MEDICINA DE DIOS Y LA FE


Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63b

Nosotros hemos visto algunos adelantos médicos sorprendentes en nuestra generación, como algunas “drogas milagrosas” que pueden conquistar muchas clases de enfermedades y dolencias.

Pero, sabe, en los treinta y tantos años que he sido creyente, he descubierto otra clase de medicina mucho más eficaz: la Palabra de Dios. Nunca ha habido una droga tan milagrosa que la pueda igualar. La medicina de Dios es la respuesta a toda necesidad. Es vida. Es salud. Es el poder de Dios. Y si la pone en su corazón y la pone en práctica, usted se sanará.

A veces la gente pregunta: “Si la medicina de Dios da resultado siempre, ¿por qué hay tantos creyentes que están todavía enfermos?” Hay dos razones. Número uno, porque no toman el tiempo para sembrar la Palabra profundamente en su corazón en lo que respecta a la sanidad. Número dos, porque no hacen lo que la Palabra les dice que hagan.

Véalo así: Si un médico le receta una medicina para que se la tome diariamente y usted decide en cambio frotársela en el pecho, esa medicina no va a servirle de nada. Tiene que seguir las instrucciones y tomarla como se le diga si espera mejorarse, ¿no es cierto? Del mismo modo, si lee la receta de Dios para la salud y no la pone en práctica, usted no cosechará ninguno de sus beneficios.
En Proverbios 4:22 dice que las Palabras de Dios son vida y salud para usted. Por lo tanto no espere hasta que se enferme para comenzar a usarlas. Empiece hoy mismo a poner la Palabra de Dios en su corazón en abundancia y será difícil que usted se enferme. Esa Palabra constantemente dentro de usted va a mantener el poder sanador de Dios en acción.

No se preocupe. No hay límite a la cantidad de la medicina de Dios que usted se puede tomar. No puede tomarse una sobredosis. Entre más la tome, más fuerte será. Empiece a fortalecerse hoy.

lunes, 25 de junio de 2012

LA MUERTE Y LA VIDA ESTÁN EN PODER DE LA LENGUA, Por Kenneth Copeland

La boca vida guarda tu lengua


La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos. Proverbios 18:21

Las palabras son un asunto serio. Como creyentes, necesitamos considerar seriamente cómo usarlas. Necesitamos empezar a ponerlas a trabajar en nuestro favor como Dios lo hace. La Biblia dice que Dios usa palabras para llamar “las cosas que no son como si fuesen” Romanos 4:17
La mayoría de nosotros no tenemos la menor idea de cómo hacer eso. Hemos pasado nuestra vida “diciendo las cosas como son”. Constantemente hemos usado nuestra boca para informar acerca del estado lamentable de la situación a nuestro alrededor. De este modo, el solo pensamiento de llamar “las cosas que no son como si fuesen” parece un poco descabellado.
¿Quiere decir que se supone que yo diga: ¿Estoy sano, cuando me siento enfermo? ¿Se supone que diga: ¿Tengo prosperidad, cuando estoy sin dinero?” Me parece que estaría mintiendo”.
No, no. Hay una gran diferencia entre mentir y hablar por fe. La mentira se dice con la intención de engañar a alguien, de hacerle creer algo que no es cierto. Pero hablar por fe es simplemente decir palabras que están de acuerdo con la Palabra de Dios, no con las circunstancias a su alrededor. Es hablar con su espíritu, no con su mente.
Como el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:13: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”. Eso es importante. Lea ese versículo de nuevo. “Creí, por lo cual hablé”.
Hay personas que hablan las palabras, pero no tienen la fe para respaldarlas, y como resultado, fracasan en sus vidas espirituales. No llamaron “las cosas que no son como si fuesen” sino que las llamaron de la manera que querían que fuesen.
Estos son dos aspectos muy diferentes. Las palabras pueden ser las mismas. Pero sólo desear y esperar no cumplirá la tarea, hay que “creer”. Empiece hoy a poner tanto su boca como su corazón en armonía con la Palabra. Deje de “decir las cosas como son” y empiece a hablar y a creer las promesas de Dios. Ponga el poder de las palabras a trabajar en su favor.


viernes, 22 de junio de 2012

¿TIENE SEGURO DE VIDA ETERNA?


Seguros de Vida eterna
..Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto.” 1 Samuel 19:11
Actualmente para todo, hay seguro, para accidentes de tránsito, para bienes, edificios, carros y para la vida. Hay personas que inventan incendios, muertes para cobrar el seguro. Lo cierto es que el seguro es un servicio y también un gran negocio.
El rey Saúl ordenó a todos sus siervos que mataran a David, quien es advertido por su amigo Jonatán y habla a favor de David ante su padre. Saúl le promete que no morirá; pero no cumple su promesa y lo intenta matar. David va a su casa y su esposa Mical le advierte: Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto.”
David huyó comprendiendo el odio de Saúl, y fue a ver a Samuel en Ramá. Saúl envió tres compañías de hombres a capturar a David para ejecutarlo. Cuando los tres grupos hubieron fracasado, Saúl mismo fue y no lo apresó, sino cayó en un arrebato de desesperación y quedó toda la noche en un profundo estupor, dice León Wood.
La gran advertencia de Mical es oportuna, si David no le hacía caso, era hombre muerto. Esta advertencia en el área espiritual, enseña lo siguiente: Si no tenemos asegurada nuestra vida espiritual; podemos morir eternamente sin Dios, sin paz y sin esperanza. Bien se ha dicho, pecado perdonado, futuro asegurado. El seguro más importante y olvidado por el ser humano, es el seguro de vida eterna, que lo obtuvo el Señor Jesucristo al precio de su vida para que tengamos paz con Dios.
¿Tiene usted asegurada su vida eterna? Si la tiene, felicidades, sino busque a Cristo; pida perdón por su pecado y asegure hoy su vida en Él.
Le animo, a que busque a Dios en meditación con la Biblia, que lo ame y sirva y ore por este, su Ministerio.
ORACIÓN:
Señor toma control de mi vida, úsame para que otros puedan conocer la vida eterna, en Cristo.

jueves, 21 de junio de 2012

JESÚS PUEDE LIMPIARNOS





«ESTA ES LA CONFIANZA QUE TENEMOS EN ÉL, QUE SI PEDIMOS ALGUNA COSA CONFORME A SU VOLUNTAD, ÉL NOS OYE. Y SI SABEMOS QUE ÉL NOS OYE EN CUALQUIERA COSA QUE PIDAMOS, SABEMOS QUE TENEMOS LAS PETICIONES QUE LE HAYAMOS HECHO» (1 JUAN 5:14-15).
 
Piense en la peor de las enfermedades que se conocen hoy día: eso es lo que pensaba la gente de los tiempos bíblicos sobre la lepra. De hecho, se consideraba que la lepra era un castigo divino por algún terrible pecado que hubiera cometido la persona.

En realidad, todas las enfermedades son, a la vez, el resultado y símbolo del pecado. Todo empezó en Edén, con Adán y Eva desobedeciendo a Dios. Y desde entonces, el diablo ha acumulado en nosotros enfermedad sobre enfermedad. Pero la lepra era una enfermedad que despertaba un temor especial. Estaba tan asociada al pecado que quien la padecía tenía que separarse completamente de todo lo santo y era considerado impuro.

La gente creía que esta enfermedad procedía de la mano de Dios y, por lo tanto, solo él podía quitarla. La capacidad de curar la lepra era una de las señales del Mesías (ver Mat. 11:5). El rey de Israel preguntó: «¿Soy yo Dios, que da vida y la quita, para que este me envíe a un hombre a que lo sane de su lepra?» (2 Rey. 5:7).

Se consideraba que la lepra era incurable a menos que Dios interviniera. Por esa razón, un leproso nunca acudía a un médico para que lo sanara. ¿Qué podría hacer el médico si la curación era obra de Dios? En su lugar, el sacerdote, el ministro del Señor, tenía la responsabilidad de examinar al presunto leproso y declararlo puro o impuro. Si el sacerdote veía evidencias de enfermedad, la persona era declarada impura. Si no percibía ninguna evidencia, la persona podía volver a su casa.

¿Se imagina qué era levantarse una mañana y descubrir que se padecía la lepra? El leproso tenía que abandonar de inmediato la casa y la familia, tenía que vivir fuera de la ciudad, con los enfermos incurables y, cada vez que pasaba cerca de una persona sana, tenía que gritar: «¡Impuro!».

De hecho, todos sufrimos la lepra del pecado. Somos impuros y tenemos que permanecer apartados de las cosas santas. La ley de Dios, como el sacerdote, nos puede mostrar que somos impuros, pero no nos puede curar. Jesús puede hacer lo que para la ley es imposible (Rom. 8:3). Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, quita el pecado, nos limpia y nos declara sanos.

Ya no somos impuros. Demos gracias a Dios por Jesús, el Gran Médico.

miércoles, 20 de junio de 2012


UN CANAL DIRECTO PARA CON DIOS


Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” Isaías 55:6.

¿Ya oyó sobre un ateo que estaba reclamando la existencia de un número de servicio que ofrecía — “llame y reciba una oración? Después de mucho insistir, finalmente él consiguió que la Compañía Telefónica dispusiese un número semejante para él. Ahora él tiene un servicio exclusivo — llame y reciba una oración para ateos. Llama a un número y nadie contesta. Desconocido.
¿De que sirve tener un canal de comunicación donde nadie contesta? ¿De que sirve yo ir de aquí para allá y no encontrar nada? ¿De que sirve para mi tener una fe, si el objeto de mi fe para nada sirve? ¿De que me sirve un derecho que no me da derecho alguno?
Tengo un canal directo con mi Señor, hablo con Él y Él siempre me contesta. ¿Qué bendición? Ando por un Camino que me lleva exactamente donde quiero ir y eso me proporciona satisfacción y alegría. Pongo en práctica una fe en un Dios que cuida de mí, me protege en medio de grandes batallas, me orienta cuando no sé que decisión tomar, que me fortalece cuando estoy desfalleciendo, que me anima cuando los chascos me alcanzan, que me da victoria cuando todo parece perdido.
Yo no quiero un canal inútil, apagado, sin valor y sin propósitos. Quiero un canal vivo, real, verdadero, poderoso.
Hay personas que caminan sin rumbo, que esperan lo desconocido, que invierten en un algo insignificante. Hay personas que creen en lo que no conocen, que pierden tiempo en buscar fuentes no confiables, que fracasan por no hallar el objetivo que ni sabían cual era. ¿De que sirve un ateo exigir un canal de oraciones para incrédulos si no hay quien crea en tales oraciones para hacerlas?
¿Tienes tu un canal directo con el Señor? Uselo siempre! Su bendición será muy grande.

martes, 19 de junio de 2012

EL DIOS QUE NOS JUSTIFICA, Por Dr. Roberto Miranda.

La santificación no es para cobardes. Es agónica, y es el esfuerzo de toda una vida. No se trata de un asunto blanco y negro, todo o nada. Al recordar los accidentes y peripecias de nuestra propia jornada de crecimiento, podemos identificarnos con los que luchan con adicciones, deformaciones emocionales y ataduras de diversos tipos. Cuando reconocemos lo complejo, arduo y sutil que es el proceso de la santificación del creyente, esto nos permite ser más entendidos y pacientes con aquellos que experimentan caídas y fallas en su propio peregrinaje espiritual.

La contradicción y la inconsistencia son parte inevitable de la experiencia cristiana. La formación de un hijo o hija de Dios inevitablemente involucrará caídas penosas e inconsistencias que han de contradecir las aspiraciones más nobles del alma. Esto no es necesariamente indicio de una perversidad personal, sino producto de nuestra condición genética de seres caídos e imperfectos. No cabe la menor duda de que personajes bíblicos como Josafat, Abraham, David y Pedro, amaban apasionadamente a Dios. A través de toda su vida, dieron muestras de que estaban dispuestos a tomar grandes riesgos y confrontar grandes peligros para defender los intereses del Reino de Dios. Sin embargo, su condición de hombres caídos, propensos al pecado y a la desobediencia a pesar de sus mejores intenciones, los llevaron a pecar y errar en más de una ocasión.

Al detenerse a enfocar los momentos bajos de la biografía de estos personajes, la Palabra los humaniza. Los saca de la estratósfera espiritual y los hace descender a nuestro nivel. Les permite trascender su época, alcanzar a través de los siglos y hablarle a nuestra propia experiencia moderna. Nos provee la oportunidad de ver cómo gente que amaba tan profundamente a Dios podía también fallar en maneras tan dramáticas. Al analizar el alma tan compleja y matizada de estos hombres y mujeres de Dios, podemos entender mejor los resortes que mueven nuestra propia experiencia, y tener una comprensión más cabal de los principios que rigen el proceso de la santificación del creyente.

El salmista declara en el Salmo 103:13 y 14:
13 Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. 
 
Dios se compadece y es paciente con nosotros precisamente porque El sabe que nuestra naturaleza misma nos conduce inexorablemente al pecado. Por más que queramos, habrá momentos en que nuestra condición biológica misma nos hará tropezar y pecar contra el Dios que tanto amamos y queremos agradar. Por eso también el escritor de Eclesiastés declara: “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7:20). 
 
Ese entendimiento sobrio y complejo de la condición de todo ser humano nos debe llevar, entonces, a una actitud de profunda misericordia y paciencia para con los demás. A la misma vez que nos alentamos entusiastamente hacia la santidad y la perfección a la cual nos llama la Palabra, debemos hacer provisión para los momentos de inconsistencia que inevitablemente vendrán.

Esa actitud tolerante no sólo nos permitirá perdonar a otros cuando nos fallen, sino que también nos permitirá perdonarnos a nosotros mismos cuando le fallemos a Dios. Paradójicamente, cuando asumimos esa postura iluminada, quedamos libres para agradar a Dios y hacer su voluntad. Al rehusarnos a condenarnos a nosotros mismos o a los demás, liberamos energías que podemos entonces canalizar hacia la verdadera batalla de sujetar nuestra carne a los principios de la Palabra de Dios.

lunes, 18 de junio de 2012

ESPERA EN LA PALABRA DE DIOS

Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Isaías 55:11
¿Sabía usted que el campo de batalla del problema que enfrenta ahora está en su mente y en su boca? Si reprende al diablo con la Palabra y echa la ansiedad de la situación sobre Dios, usted ganará.
Sin embargo, déjeme advertirle que esperar en la Palabra no es siempre fácil. El diablo sabe que si él no se la roba, usted la usará para derrotarlo.
Por eso no se sorprenda si él envía un espíritu malo para exaltarse contra la Palabra de Dios. Si usted está enfermo, él puede comenzar a decirle: “Tú no estás sano. Tú sabes que la sanidad no es para hoy; y si lo fuera, a ti no te serviría. Podría servir para otro pero no para ti”.
Si él comienza a decirle esa clase de mentiras, no las acepte. No empiece a preocuparse y a pensar: “Caramba, temo que no voy a recibir la sanidad. Yo no me siento sano. Vaya, es posible que me ponga peor y peor… “.
Recuerde esto: La Palabra es la que hace la obra, no la persona que espera en ella. La Palabra hará su obra para cualquiera que la ponga por obra. Hará la obra para usted así como la hizo para Jesús cuando Él anduvo en este mundo.
Jesús le dijo a Satanás: “Escrito está”. No importa lo que el diablo trate de decirle, no suelte la Palabra por ningún motivo. Dígale lo que está escrito en lo que concierne a su situación. Deje que la Palabra pelee su propia batalla. Ella reprenderá siempre al diablo.


viernes, 15 de junio de 2012

CONOCIENDO NUESTRAS DEFORMACIONES, Por Dr. Roberto Miranda.

Se requiere una conciencia muy lúcida de las fuerzas desconocidas que continuamente pugnan dentro de nosotros. El subconsciente humano es un mar sin fondo. De él salen muchas de las acciones que afectan nuestra vida, muchas veces sin que nosotros logremos darnos cuenta.

Tenemos que pedirle al Espíritu Santo una capacidad muy profunda e incisiva para discernir esas fallas estructurales, esos “tendones de Aquiles” de nuestro carácter que, como grietas invisibles corriendo a lo largo de un muro, ponen en peligro nuestra estabilidad y permanencia. Todos tenemos esas fallas. En muchos casos no las podremos eliminar enteramente, y sólo lograremos controlarlas y mantenerlas bajo disciplina a lo largo de nuestra vida.

Los defectos y deformaciones emocionales que nos lega la vida frecuentemente son poderosos y persistentes. La realidad es que, muchas veces lo máximo a lo cual podremos aspirar es sujetarlos diariamente a la palabra de Dios, impidiendo que nos lleven a un comportamiento auto-destructivo, administrándonos una dosis de humildad, prudencia y dominio propio cada día. Como gente con una condición de salud persistente, deberemos mantener en vista nuestra “enfermedad”, y tomar medidas adecuadas para mantenerla bajo control. Esto en ninguna manera niega el poder o la realidad de Dios. Tampoco niega su capacidad para cambiarnos eventualmente si nos entregamos de corazón a su gracia transformadora.

UN AGUIJON BENEVOLO

Uno de los más grandes filósofos griegos ha declarado: “La vida no examinada no merece ser vivida”. Muchos de los problemas y neurosis de nuestra personalidad se deben a la falta de conocimiento e introspección acerca de nosotros mismos. El salmista ora: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Sal 139:23 y 24). La realidad es que muchas veces hay trabas invisibles en nuestra psiquis, deformaciones sutiles en nuestro carácter de las cuales no estamos plenamente conscientes. Estas energías negativas se mueven clandestinamente en las zonas no reconocidas o exploradas de nuestra personalidad. Esa falta de discernimiento de nuestra parte frecuentemente permite que los defectos de nuestro carácter continúen manifestándose y deformando nuestro comportamiento.

En muchas ocasiones, tendremos que luchar con esas deformaciones internas durante largo tiempo, explorándolas y examinándolas pacientemente a la luz de la Palabra, reduciendo gradualmente su poder compulsivo sobre nosotros, hasta que finalmente logremos desterrarlas por medio de la confesión, la oración y el sometimiento activo a Dios.

Más misterioso aun, habrá veces en que Dios soberanamente decidirá mantener viva esa agónica lucha interna dentro de nosotros hasta que algún misterioso propósito que sólo Él conoce haya sido consumado. En estos casos, nuestra lucha interior, la conciencia de nuestra propia debilidad espiritual, vendrá a ser como un benévolo contrincante, un misterioso entrenador que Dios ha de usar para acercarnos a Él, mantenernos más humildes y hacernos más dependientes de su gracia.

De nuevo, el famoso aguijón del apóstol Pablo resulta iluminador en este caso. Después de recibir gloriosas revelaciones, Pablo tuvo que soportar una humillante y persistente lucha interior de la cual no se nos dan muchos detalles, pero que evidentemente le causaba gran agonía y sentido de culpabilidad (ver 2 Corintios 12:7 y 8).

Después de pedirle al Señor tres veces que lo librara de esa penosa condición espiritual, y recibir la misma negativa acompañada de un llamado a simplemente abandonarse a su gracia, Pablo entendió que Dios permitía esa aparente debilidad para su propio bien, y que esta cumplía un misterioso propósito santificador y fortalecedor. Su “aguijón” lo mantenía humilde. Le recordaba que, a pesar de sus privilegiadas experiencias, seguía siendo un mero reo de la gracia de Dios, perpetuamente necesitado de su misericordia. Esa forzosa humildad lo protegía. Constituía una especie de disciplina preventiva. Lo mantenía a salvo de los inevitables estragos de la soberbia espiritual a la cual hubiera sucumbido dada las exaltadas revelaciones que había recibido.

De ahí las hermosas palabras de 2 Corintios 12:9 y 10, las cuales hacemos bien en acatar nosotros mismos:
9 Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

jueves, 14 de junio de 2012

COMO LE PAGAS A DIOS ?


Actuaron contra él de manera corrupta; para vergüenza de ellos, ya no son sus hijos; ¡son una generación torcida y perversa! ¿Y así le pagas al Señor, pueblo tonto y necio? ¿Acaso no es tu Padre, tu Creador, el que te hizo y te formó?” Deuteronomio 32:5-6 (NVI)

Moisés estaba haciendo un recuento de la historia reciente de Israel. Comenzó desde la esclavitud en Egipto y les recordó cada uno de los hechos milagrosos que Dios había hecho con ellos desde entones. Durante cuarenta años Dios había sido fiel y jamás los había abandonado.

Este gesto refleja la grandeza del más importante líder en la historia de Israel. Lejos de abrogarse algún mérito por haber dirigido al pueblo durante cuarenta años, Moisés reconoce que todo el éxito de la operación, cada momento de gloria, cada hecho de bendición se debían exclusivamente a la bondad de Dios. Fue la fidelidad de Dios la que mantuvo durante tanto tiempo al pueblo, fue su amor sin cuestionamientos el que cuidó cada día y cada noche a tantos israelitas.

Y Moisés hace un recuento detallado de todos esos beneficios. Hasta el más ciego de los israelitas puede notar que la mano de Dios los acompañó y bendijo en cada momento del largo viaje. Y en un momento del discurso, Moisés hace esta pregunta retórica. No espera respuesta de sus oyentes, pero anhela que les penetre en sus mentes y que modifique sus actitudes.
Moisés no puede creer que con tantas muestras de amor divino y cotidiano, este pueblo haya sido tan desagradecido, haya actuado de una manera tan corrupta y vergonzosa, torcida y perversa. El pago que le daban a Dios por tantos beneficios era su indiferencia, su idolatría, su miseria y su pecado. ¿Es un pago justo? Entonces el reclamo de Moisés a un pueblo mal agradecido se hace evidente y fuerte.

Dios es tu Padre, es quien te creó, el que te cuida y te sostiene, ¿Cómo alguien puede ser tan tonto como para no agradecerle por tantos beneficios? Muchos años más tarde, en pleno siglo XXI Dios sigue siendo igual. Nos cuida, nos bendice, nos ama de la misma manera absoluta. Y lo podemos ver a diario en nuestra vida.

Lo lamentable es que nosotros también seguimos siendo igual, y repetimos la triste historia de los israelitas, retribuyendo la bondad de Dios con indiferencia, malestar y pecado. Analizá tus actos.

REFLEXIÓN ¿Cómo le pagas a Dios?

miércoles, 13 de junio de 2012


 

LA SALVACIÓN EN CRISTO JESÚS

“…LO QUE LA LEY NO PUDO HACER… DIOS LO HIZO: ENVIANDO A SU PROPIO HIJO…” ROMANOS 8:3 LBLA

La Biblia nos narra: “Cierto dirigente le preguntó: Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?… Jesús añadió: …Vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico” (Lucas 18:18-23). Este hombre ya había conseguido las 3 P del éxito: Poder, Prosperidad y Prestigio. Y era alguien que iba al grano: “¿Qué tengo que hacer?” Su forma de preguntar parece indicar que pensó que podría obtener la vida eterna de la misma manera que había conseguido el resto de las cosas: esforzándose. Dio por hecho que el cielo era algo que se podía comprar; pero no es así. Solamente un Dios frío y sin misericordia vendería la salvación a aquellos que se lo pueden permitir. En un mundo que nos recompensa de acuerdo a nuestros logros, éste es un concepto difícil de aceptar.

Sin embargo, de la misma manera que no podrías impresionar a Picasso con uno de tus bocetos a lápiz, tu carácter y tus buenas obras tampoco son suficientes para merecer el cielo. La vida eterna cuesta mucho más de lo que puedes pagar. Lo que necesitas no es un currículum vitae impresionante sino un Redentor. El problema del hombre de la Biblia no era el dinero, sino su actitud autosuficiente. No fueron sus riquezas las que le dejaron fuera del Reino de Dios, sino su ego. Y no sólo los ricos tienen problemas con este concepto; también los intelectuales, los fuertes, los atractivos, los populares y hasta los religiosos.

Para recibir la salvación tienes que reconocer, ante todo, que estás en bancarrota espiritual, que no tienes nada que ofrecer y que tu reputación no cuenta para nada. No puedes acercarte a Dios pidiendo justicia –lo único que puedes rogarle es que te dé misericordia. Y si acudes a Él hoy, ¡eso es lo que te dará!


martes, 12 de junio de 2012


EL DIOS DE TODA CONSOLACIÓN, por Faustino de Jesús Zamora Vargas

Los que hemos experimentado la bondad de Dios, de seguro tendremos pruebas suficientes de su misericordia infinita. ¿Quién no ha tenido pruebas que lo han derribado temporalmente acompañadas de una avalancha de dolor y de tragedias que desgarran el alma hasta desfallecer? ¿Acaso estamos los cristianos exentos de pasar por tribulaciones y tiempos de angustia? Nos engañamos si decimos que no. Vivir una vida victoriosa en Cristo no nos libra en ocasiones de los ataques despiadados del príncipe de las tinieblas. Pero…bueno es saber que tenemos un Padre de misericordias que nos consuela.

La Biblia nos habla de un Dios que no escatimó nunca el estar al lado de los quebrantados de corazón, de los que sufren, de los que padecen transitando por un desierto aparentemente sin oasis a la redonda, de los que lloran sin consuelo sumergidos en los padecimientos de la carne. La gracia sobrenatural de Dios en estos casos, no solamente se manifiesta para curar las heridas de las batallas de la vida, sino para traer también el consuelo que restaura la esperanza para seguir andando por su misericordia. ¡Sólo tenemos que llamarlo y esperar pacientemente!

Uno de las más piadosas, pero también más difíciles tareas del cuerpo de Cristo es ministrar consolación a los hermanos que padecen temporalmente de una pena grave, que puede ir desde la pérdida de un empleo hasta la de un ser querido, pero sucede que si el que consuela no ha transitado por el mismo dolor del que sufre la pena, ninguna palabra rebuscada para consolar, ni versículo bíblico para la ocasión, ni abrazos sentidos, ni ojos humedecidos por la solidaridad, bastan (a veces) para menguar el padecimiento; ese horrible tormento que te desarraiga de la vida y te convierte sin quererlo en un perfecto miserable. Pero Él, sí es un Padre de misericordias y un Dios de consolación.

A Él debes acudir. Su sanidad sobrenatural, su gracia desbordada como ungüento de la mejor elaboración, en nada se compara con lo que nosotros, con la mejor intención cristiana, podríamos hacer. El consuelo que emerge de la acción sobrenatural de Dios es el que cura verdaderamente. Cuando uno se sabe consolado por el mismo Dios y llega a experimentar el consuelo sanador, comienza a estar apto para consolar a otros. Pablo lo dice con acierto: “(Dios)… quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. (2 Corintios 1:4)

Quienes hemos sentido esa sanidad divina reparadora de un alma partida en dos por el dolor, (yo el primero de todos) se sabe haber sido depósito e instrumento de un grande milagro de Dios. Cuando todo parecía desmoronarse a nuestro alrededor, un clamor desesperado obró la presencia del Consolador en Espíritu y devoró suavemente las amarguras que nos mataban poniendo paz sobreabundante y sanidad del corazón. Damos gracias a Dios por los muchos hermanos a los que Dios ha dado el don de la ministración para los tiempos de quebrantos. Yo mismo he sentido ese amor solidario de los que se deshacen en amor para aliviarnos. Estoy seguro que la mayoría de ellos también un día presentaron a Dios sus llagas producidas por el dolor. Aun teniéndoles cerca, sabiendo que están ahí, dispuestos a servirnos por amor, es nuestra búsqueda de la divina providencia, del poder de la gracia incomparable de nuestro Señor, las que nos dan la mejor medicina y la más preciosa consolación.

¡Dios te bendiga!


AMA A DIOS CON TODO LO QUE TIENES


Hagan, pues, todo lo que está de su parte para amar al Señor su Dios.” Josué 23:11 (NVI)

Sin lugar a dudas, las palabras de un gran líder en el ocaso de su vida son para ser tenidas en cuenta. Cada importante dirigente en la historia de la humanidad, hizo lo mismo. Intentó dejarles a sus seguidores el legado a cumplir. Cada uno lo hizo con la mirada egocéntrica de mantener el imperio que había conseguido. Josué lo hizo por otra razón.

Este soldado fiel también había sido un gran líder. Tuvo la terrible responsabilidad de reemplazar al más grande de todos los líderes de la historia de Israel. Tuvo que reemplazar a Moisés, y comandar al pueblo en la conquista de la tierra prometida.

A pesar de todas las contras que tenía, Josué fue un gran líder y al terminar su tarea, estaba satisfecho. Había cumplido con los objetivos que Dios le había puesto. En su discurso final al pueblo que lo admiraba y respetaba, le dice este pedido. Hagan todo lo que esté de su parte para amar a Dios.

¿Se puede forzar el sentimiento de amar? ¿Se puede obligar a alguien a amar a otro?
Evidentemente no. Ya que el amor es una decisión. No es un sentimiento. Es una elección que hacemos. Amamos por interés, porque nos aman o nos dan algo a cambio. Las personas somos bastante egoístas con relación al amor y solo damos a aquellos de quienes esperamos recibir algo a cambio.

Pero Dios no es así. Dios ama sin esperar retribución. Ama porque es Dios. Ama aunque no sea amado o correspondido, aunque le demos vuelta la cara y lo ignoremos. Dios nos sigue amando igual. ¡Maravilloso amor de Dios manifestado a la perfección en el Señor Jesús!

Por eso, cuando Josué les pide a los israelitas que hagan todo lo posible por amar a Dios, les está pidiendo que tengan buena memoria. Y que conozcan quien fue su ayudador y sustentador durante los años en el desierto y el tiempo de conquistas. Dios había demostrado en múltiples ocasiones su amor. Era solo cuestión de no olvidarse.

Si miras tu vida, vas a ver lo mismo. Es imposible no verlo. Dios sigue mostrando su amor para ti cada día y espera que hagas el mejor de tus esfuerzos en amarlo. Lo nuestro es retributivo, porque Él nos amó primero.

REFLEXIÓN
– Haz tu mejor esfuerzo por amar a Dios!

lunes, 11 de junio de 2012

CULTIVE EL AMOR DE DIOS

 “Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.” 2 Juan 1:6.

Dicho en pocas palabras: Dios dice que el amor es guardar sus mandamientos. Eso convierte al amor en algo concreto. Pero Dios no se ha limitado a darnos la definición del amor, también nos ha explicado cómo podemos amar de la manera que Él ama. Cuando Dios nos dio su Palabra, en ella nos dio también el manual del amor por escrito. Lo único que tenemos que hacer, para andar en amor, es seguir sus instrucciones.

Si ha hecho a Jesucristo el Señor de su vida, ya ha dado el primer paso de obediencia. El amor de Dios ha nacido dentro de usted. Pero, a menos que dé pasos para cultivarlo, ese amor permanecerá latente en su interior. El amor obra de la misma manera que la fuerza de la fe. Al igual que la fe, el amor se activa mediante el conocimiento de la Palabra.

Para estar consciente del amor, confiese la Palabra de Dios y póngala en práctica. Al meditar en la lectura bíblica de hoy, imagínese a sí mismo viviendo la vida de amor, andando según los mandamientos de Jesús y siendo guiado por estos.

Cultive el amor que Él ha puesto dentro de usted..

viernes, 8 de junio de 2012


EL DOMINIO DEL TEMOR


Varios años atrás, un circo de televisión bien conocido desarrolló un acto que incluía tigres de bengala.
El acto se hacía en vivo delante de una gran audiencia. Una noche, el entrenador entró en la jaula con varios tigres y la puerta era cerrada de forma rutinaria detrás de él. Las luces inundaban la jaula y las cámaras de televisión se acercaban para que la audiencia pudiera ver cada detalle mientras él con habilidad ponía a los tigres en el ritmo adecuado.
En medio de la actuación, pasó lo peor: las luces se apagaron.
Por casi treinta largos segundos, el entrenador estuvo encerrado con los tigres en la oscuridad. Con su visión nocturna superior, los tigres podían verlo, pero él no los veía a ellos. Él sobrevivió. Cuando regresaron las luces, con calma terminó su actuación.
Cuando le preguntaron al entrenador cómo se sintió, él admitió sentir un frío temor al principio, pero luego -dijo-, se dió cuenta de que aunque él no podía ver a los felinos, ellos lo sabían. Él dijo: “Solo continué sonando mi látigo y hablándoles hasta que las luces regresaron. Ellos nunca supieron que yo no les podía ver tan bien como ellos me veían a mí.”
Sigue hablando a los tigres del temor que parece estar persiguiéndote. ¡Ellos obedecerán tu voz de fe!
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Salmo 23:4

miércoles, 6 de junio de 2012

EL PRINCIPIO DEL BOOMERANG






Estoy convencido de que cuando las motivaciones de la gente son puras y genuinamente desean agregar valor a los demás, no pueden ayudar a otros sin recibir algún beneficio. La retribución pudiera ser inmediata o pudiera tomar largo tiempo en llegar, pero ocurrirá.
Y cuando lo haga, la relación comienza a resonar con sinergia. Ustedes están probablemente familiarizados con la historia de Helen Keller, la muchacha sorda y ciega cuya vida fue transformada gracias a los esfuerzos de Anne Sullivan. Keller, quien solo tenía siete años cuando Sullivan llegó a su vida, vivía casi como un animal. Pero Sullivan la enseñó a comunicarse y le abrió el mundo a ella.
Para cuando Keller llegó a ser adulta, ella podía cuidarse a sí misma. Ella llegó a recibir un grado del Radcliffe College y se convirtió en una famosa escritora y conferencista. Lo que tal vez no sepan es que cuando Anne Sullivan enfermó años más tarde, la persona que cuidó de ella no fue otra que Helen Keller. La ayudadora se convirtió en la que necesitaba ayuda, y aquella a quien ella había agregado valor se volteó y agregó valor a su vida.
Invirtamos en los demás, y tal como un “boomerang”, tal inversión regresará, a veces de la manera menos esperada.
Extracto de “Ganando con Gente” por John Maxwell. Fuente: Ministries Today Update, febrero 2005
Echa tu pan sobre las aguas; después de muchos días lo hallarás. Esclesiastes 11:1
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Salmos 126:5

lunes, 4 de junio de 2012

ANDROCLES Y EL LEÓN






Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió hacia la foresta.
Y mientras caminaba sin rumbo llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó: “Por favor te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y adolorido”.
Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al redondel a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó en la foresta al león.
Los buenos actos siempre son recompensados.
Fábula de Esopo
La vida está regida por la ley de la siembra y la cosecha. Mucho de lo que hemos recogido, ha sido el producto de lo que sembramos. Sembremos las mejores semillas de la vida para recoger los mejores frutos del mañana y sobre todo que comencemos por sembrar nuestro corazón en la manos de Dios.
La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura. Job 4:8
El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas. Salmo 126:6

EL ÁRBOL CONFUNDIDO!





Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: “No sabía quién era.”
Lo que te falta es concentración”, le decía el manzano, “si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?”
- No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y “¿Ves que bellas son?”
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció.
¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…?, se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje… Tienes una misión “Cúmplela”. Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Y tú… ¿dejas crecer el roble que hay en ti? En la vida, todos tienen un propósito que cumplir, un espacio que llenar.
No permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la maravillosa esencia de tu ser.

viernes, 1 de junio de 2012

TENEMOS TANTO, PERO….SOMOS FELICES?


La vida… para muchos de nosotros es tan complicada. Todos tenemos nuestra propia perspectiva de la vida. Ella comienza con amor, demanda amor y siempre busca amor; tan hermoso, tan sencillo, aunque tan difícil de comprender para nosotros.
Arrastrándose dentro del límite de aquellas cuatro paredes, rodeado de papá, mamá y otros miembros de la familia, cuán felices éramos. Cuán entusiasmados solíamos estar viendo las cómicas en TV, recibiendo juguetes, comiendo chocolate, etc.
Con una frontera ampliada en la vida y con más amigos a nuestros alrededor, ¡se supone que deberíamos ser aún más felices! Pero, ¿realmente lo somos?
Antes de que desarrollásemos sistemas de educación, buenos medios de transporte y comunicación, etc., éramos felices. Pero ahora, con todos estos avances, ¿por qué no podemos ser felices?
Tenemos la habilidad y tecnología para alcanzar el espacio exterior… y sin embargo no podemos desarrollar una tecnología para traer una sonrisa al rostro de alguien. Las necesidades y quereres nos impulsan hacia todos estos descubrimientos y nos llevan hacia el lujo. Estos son los mismos quereres que, en un extremo, se convierten en deseos… deseos ilimitados en los que nos ahogamos.
Nos estamos ahogando deseando más amor, más lujo, más comodidad y más éxito.
Hemos acumulado vastos conocimientos aunque fallamos en comprender la sencilla verdad de la vida: la vida es una travesía y tenemos que aceptar todo lo que nos sale al encuentro. La única manera de sonreír es aceptar lo que somos y lo que tenemos… nunca correr y lamentarnos por lo que no tenemos.
El pensamiento de hoy, casi un clamor existencialista que me recuerda la angustia de muchos en la década de los setenta en el siglo pasado (el XX), pareciera dar en el blanco para muchos en medio del Occidente. Animados por la cultura que nos rodea, ¡nos hemos lanzado en búsqueda de un sueño colectivo que jamás lograremos alcanzar porque es irreal! Y es que, como bien dice el autor, la vida nos brinda en medio de su evidente complejidad, la oportunidad de ser felices si la sabemos vivir con sencillez, con una actitud agradecida al Señor por quienes somos (en vez de quejarnos por quienes no somos ó por quienes nos hubiera gustado ser) y lo que tenemos (en vez de lamentarnos por lo que no tenemos ó hubiésemos querido tener). No hay sustituto para una vida de genuino contentamiento delante de Dios. Atrevámonos a abrazar ese estilo de vida… que no sólo nos bendecirá a nosotros sino también a todos los que nos rodean. Adelante y que Dios les bendiga.
Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán.