martes, 22 de abril de 2014

MÁS QUE UNA CRUZ





































La Cruz Roja es una de las instituciones, a nivel mundial conocida por su papel humanitario y goza de un respeto internacional en toda circunstancia.

Sir Arthur Conan Doyle, un famoso escritor, relata la historia de un pequeño destacamento de tropas británicas, en tiempo de guerra de los Boers, se vieron sorprendidas por una fuerza enemiga abrumadora.

Uno de ellos, un cabo de la infantería montada de Ceilán, se dio cuenta de que no tenía otro recurso que ponerse de inmediato bajo la protección de una bandera de la Cruz Roja si querían sobrevivir. Todo lo que tenían era un lienzo de ropa blanca, pero no tenían pintura roja. Así que usaron la sangre que brotaba de las heridas de los soldados más graves, para pintar  una cruz sobre el paño blanco. Sus atacantes respetaron la simbólica bandera y los heridos británicos fueron puestos a buen resguardo.

Diariamente libramos batallas, unas más fuertes que otras, pero sin importar cuán fuerte sea nuestro enemigo o si estamos heridos gravemente, siempre podemos correr a escondernos detrás de la Cruz de Cristo, su sangre nunca perderá el poder que tiene para guardarnos de nuestros enemigos y, además, tiene el poder para limpiarnos de nuestra maldad.

La cruz donde Jesús fue crucificado se tiñó de rojo, pero no es sólo un color más, sino es su preciosa sangre la que fue derramada por cada uno de nosotros. No importa cuándo dura sea tu batalla, ni cuán feroz sea tu enemigo o si te has alejado y te sientes inmundo, la sangre de Cristo tiene poder para limpiarte y guardarte, su poder no pierde vigencia con los años y su amor por ti no ha cambiado.

Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados. Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. De esa manera, desarmóa los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2: 13-15 (NTV)

La Cruz de Cristo, no se ve limitada por ninguna circunstancia, tiempo o espacio y su poder va mucho más allá de las cosas visibles.  ¿No es una noticia maravillosa? Todo lo que el enemigo tenía contra nosotros fue eliminado en la Cruz y mientras permanezcamos bajo su cobertura no hay nada ni nadie que pueda herirnos, ¡Nuestra victoria está asegurada!


miércoles, 9 de abril de 2014

NUNCA TE RINDAS



Maduramos, todos maduramos. El tiempo puede varar en medida de las experiencias o de los golpes de la vida, pero al final terminaremos por madurar, estamos capacitados para hacerlo. Golpe a golpe aprendemos a darle importancia a las cosas que en verdad la tienen, las experiencias de la vida van formando en nosotros un carácter que poco a poco define nuestra personalidad.

Las caídas son invitaciones a levantarse, y es mientras nos levantamos cuando vamos aprendiendo, cuando nos vamos fortaleciendo. La decepción es el camino más sinuoso para llegar a la felicidad, pero es a la vez el más certero.

Las personas conocemos la luz después de la oscuridad, de otra manera no podríamos diferenciar entre una y otra. Se conoce la victoria sólo a través de la derrota, y el amor sólo a través de la decepción. Por eso no te rindas ante la adversidad, considera que eres tan humano como para equivocarte todos los días. Pero considera también que eres lo suficientemente inteligente para trasmutar esos errores. Así que ama, y sufre, ese par de sentimientos van de la mano uno con el otro. Y también llora y ríe, de alguna manera esos dos estados de ánimos son ineludibles cuando se trata de limpiar el alma.

Conquista y también aprende a perder, recuerda que no todas las batallas se ganan, pero que todas traen consigo una lección… Y nunca (bajo el riesgo que implica esa palabra), nunca te rindas, porque cuando dejes de luchar lo habrás perdido absolutamente todo.