SU PERDÓN
La
Biblia está llena de historias impresionantes de amor, guerras,
alimento que llueve del cielo, el sol se detiene, multitudes
alimentadas con cinco panes y dos peces, ciegos que vuelven a ver,
muertos que resucitan y muchas más. Hay relatos de perseverancia, de
amor, de compasión de rectitud, de coraje, de fe, de
arrepentimiento, de perdón y salvación. Todas las historias nos
enseñan algo pero hoy vamos a recordar a aquellos hombres y mujeres
que fallaron, se equivocaron, desobedecieron, pecaron, o hasta se
rindieron. Gente que, aun habiendo andado con el Maestro, no hizo lo
que debía.
Todas
estas historias son perfectamente aplicables a nuestras vidas, en un
momento u otro, unas más que otras posiblemente, pero todas tienen
algo para cada uno de nosotros. Tal vez te has identificado con Jonás
tratando de huir del llamado de Dios o Sansón permitiendo que tus
fuerzas se vayan al involucrarte con cosas del mundo o quizás la
parábola del Hijo pródigo sea la que más se aplique a tu vida y
quién sabe, hasta podrías haber sido como Judas o Pedro en algunas
oportunidades. Sin duda alguna hay muchos relatos y personajes en los
que nos vemos reflejados.
Pero
sin importar con quién te identificas o cuál es tu historia, lo más
importante es el fin que le des a tu historia. Muchos de los hombres
y mujeres que fallaron se arrepintieron, pidieron perdón y retomaron
el rumbo de sus vidas y cambiaron la historia de la humanidad. No
están en la Biblia por casualidad, sino para enseñarnos que Dios
tiene un plan con nuestras vidas y que sin importar qué hicimos Él
quiere perdonarnos.
¿Te
equivocaste? ¿Fallaste? Bueno, no esperes más para pedirle perdón
a Dios y cumplir el propósito que Él tiene para tu vida. Recuerda
que Dios siempre está presto a perdonarnos y a darnos una nueva
oportunidad. Si no fuera así, hace mucho que la humanidad habría
desaparecido, el pecado habría terminado con nosotros. Si a Dios le
interesara castigarnos y darnos la espalda, ¿qué sentido tendría
la muerte de Jesús en la cruz? Él decidió dar su vida por nosotros
aún sabiendo de nuestras imperfecciones y de nuestros errores. ¿Qué
otra prueba de su inmenso amor?
“Señor,
Señor, si tuvieras en cuenta la maldad, ¿quién podría mantenerse
en pie? Pero en ti encontramos perdón, para que te honremos”.
Salmos 130:3-4 (DHH)

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