“EL
LIGERO NO PODRÁ HUIR, AL FUERTE NO LE AYUDARÁ SU FUERZA NI EL
VALIENTE LIBRARÁ SU VIDA” (Amós 2:14)
Es
lamentable, pero los problemas no se resuelven de forma mágica solo
porque te niegas a tratar con ellos. De hecho, se multiplican; y por
mucho que corras, no podrás escapar de ellos. En palabras de Kristin
Armstrong: “Nos
hacemos expertos corredores… Tratamos de huir de nuestro dolor, de
nuestro pasado y de nuestros problemas; pero no podemos escapar, ni
escondernos, ni evadir las cosas para siempre. Llegará el momento en
que nuestro ritmo se desacelere y esa “basura acumulada” nos
perseguirá a toda velocidad. Durante el tiempo de nuestra huida,
todas esas cosas se han convertido en una bola de nieve que va
rodando y alcanzando cada vez mayor tamaño y velocidad. Si no somos
valientes para enfrentarla cuando es pequeña, más tarde nos
atropellará. Ha llegado la hora de tratar con esos asuntos… por
muy rápido y fuerte que seas, no puedes posponerlo más”.
Entonces,
¿de
qué estás huyendo hoy? ¿Qué cosas te hacen perder las fuerzas?
Decídete a tratar con ellas ahora mismo. Si pasas un solo día más
huyendo, le estarás dando
“cabida
al diablo” (Efesios 4:27 CST);
no lo hagas. No importa que te hayas equivocado antes,
“…la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
Ya se trate de un hábito pertinaz, o de alguien a quien temes
enfrentar, “agarra
al toro por los cuernos”.
Esas cosas que te están persiguiendo perderán su fuerza cuando las
enfrentes en el nombre de Jesús. Dijo Pablo: “…Habiendo
acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13).
Podrás
hacerlo con el
poder de Dios,
no en tus fuerzas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario