TODO BAJO LOS PIES DE JESÚS
“… Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” – Hechos 2:34-35
Aunque
Satanás perdió toda su autoridad el día en que Jesús resucitó de
los muertos, en los últimos 2000 años ha estado deambulando como un
bandido espiritual, y continúa matando, robando y destruyendo a todo
aquel que se lo permita. Pero viene el día en que va a ser puesto
fuera de combate por completo y todo el mal que ha hecho será puesto
por estrado de los pies del Señor.
La
mayoría de creyentes sabe que eso es cierto y se regocija de ello,
pero no ha entendido realmente cómo sucederá. Muchos creyentes aún
no entienden que ellos son los pies que van a pisotear las obras del
maligno.
Jesús
es la cabeza de la Iglesia, nosotros somos los pies que debemos tomar
su autoridad y poder para pisotear el pecado, la enfermedad y
cualquier otra cosa demoniaca. Como dice
Hechos
2:35, somos nosotros a quienes Dios va a utilizar para poner a sus
enemigos por estrado de los pies de Jesús.
Eso
fue lo que Jesús dio a entender cuando dijo:
“…
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura… En mi
nombre echarán fuera demonios… sobre los enfermos pondrán sus
manos…” (Marcos 16:15-18). O sea: “Vayan y sean mis pies…
Todo poder y autoridad me ha sido dado en los cielos y en la tierra,
por tanto, tómenlos y úsenlos para someter al diablo”.
Pero
en lugar de obedecerle, nos preguntamos que cuándo hará Dios algo
con respecto a lo que está pasando en el mundo y por qué Jesús
tarda tanto en venir.
Nosotros
somos la razón por la cual Él tarda en venir. Jesús está
esperando que marchemos en su poder, pongamos al diablo donde debe
estar, ganemos el mundo, nos olvidemos de nuestros desacuerdos
doctrinales tontos y nos ocupemos en sus asuntos.
La
Biblia dice que uno hará huir a mil y dos a diez mil. Cada vez que
nos reunimos nuestras fuerzas crecen astronómicamente. Si nos
uniéramos y pensáramos en quiénes somos y si entendiéramos que
somos los pies de Jesús, podríamos sacar con facilidad a Satanás
de los asuntos del mundo.
¿Quiere
apresurar la venida de Jesús? Deje de estar sentado sin hacer nada y
empiece a pisotear en el Espíritu y a poner las obras de la
serpiente bajo sus pies, para poner fin a este asunto e irnos muy
pronto a nuestra casa en la gloria.
Génesis
3:1-14
3:1
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo
que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios
os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
3:4
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
3:5
sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
3:6
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría;
y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual
comió así como ella.
3:7
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban
desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron
delantales.
3:8
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire
del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de
Jehová Dios entre los árboles del huerto.
3:9
Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
3:10
Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque
estaba desnudo; y me escondí.
3:11
Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has
comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
3:12
Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio
del árbol, y yo comí.
3:13
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y
dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
3:14
Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita
serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo;
sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Kenneth
Copeland

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