MIRA AL CIELO Y NO AL POLVO.
Por
Horacio Latté
Hoy
te quiero hablar de las cosas que no funcionan bien en tu vida, pero
primero lee lo que dice Lucas capitulo 13 versos 10 al 17.
“10
Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; 11 y había
allí una mujer que desde hacia dieciocho años tenía espíritu de
enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía
enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer eres
libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella: y ella se
enderezo luego, y glorificaba a Dios.
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno en el pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura el día de reposo? 17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.”
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno en el pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura el día de reposo? 17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.”
¿Qué
estaba haciendo Jesús? Estaba enseñando. Siempre había ocasión
para enseñar. En cada ocasión, alegre o triste, ÉL tiene un
propósito, algo te va a mostrar, algo te va a enseñar. Pero su
enseñanza no es de enciclopedia, es para la vida.
¿En
qué momento enseñaba? En el día de reposo. Esto nos muestra que
no hay límite para que Dios haga su obra. En el Nuevo Testamento
Jesús deja atrás ese legalismo de los fariseos.
Al
haber sido comprados por la Sangre de Cristo todo nuestro tiempo y
ser pertenecen a Dios. Tenemos reposo constante en Dios.
Entonces,
tenés que elegir entre hipocresía que es lo mismo que legalismo o
el poderoso mover del Espíritu Santo.
Volvamos
al vs. 11 que dice: y había allí una mujer. ¿Dónde estaba? En el
lugar que debía estar. La Iglesia (en aquella época la sinagoga)
es el lugar donde el Poder de Dios se manifiesta.
¿Sabías
que Noemí cometió un error? Su error fue irse de Belén de Judá a
Moab. Irse del lugar donde iba a ser bendecida. Irse del lugar donde
Dios la iba a bendecir.
De
ahí la necesidad de congregarse de la que habla la Palabra en
Hebreos 10:25.
No
hay que ir a la reunión sólo por necesidad. No hay que dejar de
ir…Muchas personas dicen: “Yo estoy bien”. Dale gracias si
estás bien, pero delante de la congregación para que otros crean.
Otros dicen no fui porque estaba “mal”… así difícilmente te
pongas bien.
¿Quién
te dijo que Dios terminó con vos? En Filipenses 1:6 dice: “el que
comenzó
tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”.
tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”.
Esta
mujer estaba ahí, delante de la presencia de Jesús. Cumpliendo con
congregarse, sin importarle que la vieran como estaba: desformada,
contrahecha. Jesús la veía doblada, encorvada.
Tenía
espíritu de enfermedad. Jesús ve en algunas enfermedades físicas
el resultado directo de la opresión de Satanás. El discípulo
verdadero será como el Maestro, mirará a las angustias de la vida
y oirá los gemidos de la creación.
Piense
en la figura que usa el Señor…18 años, casi una vida en ese
estado y dice al final del versículo 11 “y de ningún modo podía
enderezarse”
Imagínate
la figura de una persona encorvada, imagínala doblada, a uno lo
induce a querer enderezarla, a hacer esfuerzos para que se estire,
para que levante su cabeza, para que esté a la altura de los
demas.
Empiezan
a surgir cosas de la mente. Si hiciera tal cosa. Si viera a tal
persona. Quisiéramos darle otra forma de la que vemos. Pero por más
esfuerzo propio que hagamos, nos sentimos impotentes. La situación
excede nuestras posibilidades.
Al
buscar en el diccionario los sinónimos de encorvado encontré los
siguientes:
Doblado……..
Cuantas veces el dolor te ha doblado
Torcido………
No escuchaste la expresión “estoy torcido” todo sale mal
Vencido……..
Cuando el problema nos supera bajamos los brazos, nos venció.
Cansado…….
vas gastando tus
fuerzas
en el problema.
Abrumado…..
El conflicto ya te confunde.
Mortificado….
pensaste que tú eres la causa del problema.
Apesadumbrado……
falto de ánimo, de interés.
¿Cuál
es tu joroba? Lo que te dobla. ¿Lo que no te deja levantar tu
cabeza?
¿El malestar físico? ¿El ánimo que está agobiado?
¿El malestar físico? ¿El ánimo que está agobiado?
¿Qué
está torcido en tu vida? Tu matrimonio. Tu relación con los hijos.
Tu situación económica, el tema legal que no se resuelve, tu vida
espiritual, tu vida como cristiana/o. Tu autoestima quizás.
¿Qué
no termina de enderezarse? ¿Está torcida la vida de los que te
rodean? ¿De tus hijos? ¿De tus familiares? ¿De tus amigos?
¿Estás,
como esa mujer, en el lugar indicado? Sabías que esta es la última
vez que la Biblia nombra que Jesús estuvo en una sinagoga. Cuidado
no dejes pasar el
tiempo.
La Palabra nos dice: “buscadle mientras pueda ser hallado”
¿Estás
como esa mujer delante de la persona indicada, del Espíritu Santo,
el Jesús vivo quien se da cuenta de lo que te está pasando.
Tal
vez ya te pasó y comprendes quién enderezó tu vida, quien te
cambió ese carácter que te traía problemas.
Nadie
está exento de que le venga un traspié, una pesadumbre, o la
sensación de que un espíritu de enfermedad lo está doblegando.
En
Isaías 45: 2-3 podes leer: “Marcharé al frente de ti y allanaré
las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los
cerrojos de hierro. Te daré los tesoros de las tinieblas, y las
riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el
Señor, que te llama por tu nombre.
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