“…LO
REPRENDÍ…, PORQUE ERA DE CONDENAR…” (Gálatas 2:11b)
Una
vez, un fabricante conocido le pidió a Will
Rogers
escribir su impresión sobre sus pianos. Rogers, quien nunca respaldó
productos en los que no confiaba, escribió: “Estimado
Señor: ¡Nunca me he apoyado contra un mejor piano que contra el
suyo!”.
A
largo plazo, los beneficios de evitar la hipocresía superan
enormemente cualquier nivel de confort a corto plazo.
Aquí tienes el porqué:
(a) Tu vida influencia a otros. Nunca desestimes el efecto que la
autenticidad tiene en tu familia, en tus compañeros de trabajo y en
tus amigos. Como el mundo trata de “comprimirnos” a todos en su
“molde”, una vida de integridad destaca notoriamente; (b) La
hipocresía destruye tu testimonio. Todos conocemos a personas que no
van a la iglesia porque dicen que “todos son unos hipócritas”.
¡Qué triste!
Cuando predicamos una cosa y hacemos otra, la gente nos pierde el
respeto a nosotros y a Aquél a Quién representamos.
A
Pablo nunca se le pudo llamar hipócrita, porque tenía por costumbre
“llamar
las cosas por su nombre”. ¿Recuerdas su gran enfrentamiento con
Pedro? Escucha: “…cuando
Pedro vino a Antioquía, lo reprendí…, porque era de condenar…
comía con los gentiles; pero… se apartaba, porque tenía miedo de
los de la circuncisión. Y en su simulación participaban… otros
judíos… aun Bernabé fue… arrastrado…” (Gálatas 2:11-13).
¡Se requiere mucho coraje para hablar de esa manera!
A
lo largo de la historia, los que han sido conocidos por su carácter
e integridad, han sido también los mas admirados e influyentes.
Platón dijo: “El
que quiera ser bendecido y feliz, en primer lugar debe ser un
defensor de la verdad, porque entonces le creerán”. ¿Quieres
inspirar confianza y respeto en todos los que te rodean? ¡Sé
verdadero!

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