Maduramos, todos maduramos. El tiempo puede varar en medida de las
experiencias o de los golpes de la vida, pero al final terminaremos
por madurar, estamos capacitados para hacerlo. Golpe a golpe
aprendemos a darle importancia a las cosas que en verdad la tienen,
las experiencias de la vida van formando en nosotros un carácter que
poco a poco define nuestra personalidad.
Las caídas son invitaciones a levantarse, y es mientras nos
levantamos cuando vamos aprendiendo, cuando nos vamos fortaleciendo.
La decepción es el camino más sinuoso para llegar a la felicidad,
pero es a la vez el más certero.
Las
personas conocemos la luz después de la oscuridad, de otra manera no
podríamos diferenciar entre una y otra. Se conoce la victoria sólo
a través de la derrota, y el amor sólo a través de la decepción.
Por eso no te rindas ante la adversidad, considera que eres tan
humano como para equivocarte todos los días. Pero considera también
que eres lo suficientemente inteligente para trasmutar esos errores.
Así que ama, y sufre, ese par de sentimientos van de la mano uno con
el otro. Y también llora y ríe, de alguna manera esos dos estados
de ánimos son ineludibles cuando se trata de limpiar el alma.
Conquista y también aprende a
perder, recuerda que no todas las batallas se ganan, pero que todas
traen consigo una lección… Y nunca (bajo el riesgo que implica esa
palabra), nunca te rindas, porque cuando dejes de luchar lo habrás
perdido absolutamente todo.
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