miércoles, 9 de abril de 2014

NUNCA TE RINDAS



Maduramos, todos maduramos. El tiempo puede varar en medida de las experiencias o de los golpes de la vida, pero al final terminaremos por madurar, estamos capacitados para hacerlo. Golpe a golpe aprendemos a darle importancia a las cosas que en verdad la tienen, las experiencias de la vida van formando en nosotros un carácter que poco a poco define nuestra personalidad.

Las caídas son invitaciones a levantarse, y es mientras nos levantamos cuando vamos aprendiendo, cuando nos vamos fortaleciendo. La decepción es el camino más sinuoso para llegar a la felicidad, pero es a la vez el más certero.

Las personas conocemos la luz después de la oscuridad, de otra manera no podríamos diferenciar entre una y otra. Se conoce la victoria sólo a través de la derrota, y el amor sólo a través de la decepción. Por eso no te rindas ante la adversidad, considera que eres tan humano como para equivocarte todos los días. Pero considera también que eres lo suficientemente inteligente para trasmutar esos errores. Así que ama, y sufre, ese par de sentimientos van de la mano uno con el otro. Y también llora y ríe, de alguna manera esos dos estados de ánimos son ineludibles cuando se trata de limpiar el alma.

Conquista y también aprende a perder, recuerda que no todas las batallas se ganan, pero que todas traen consigo una lección… Y nunca (bajo el riesgo que implica esa palabra), nunca te rindas, porque cuando dejes de luchar lo habrás perdido absolutamente todo.


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