La
Cruz Roja es una de las instituciones, a nivel mundial conocida por
su papel humanitario y goza de un respeto internacional en toda
circunstancia.
Sir
Arthur Conan Doyle, un famoso escritor, relata la historia de un
pequeño destacamento de tropas británicas, en tiempo de guerra de
los Boers, se vieron sorprendidas por una fuerza enemiga abrumadora.
Uno
de ellos, un cabo de la infantería montada de Ceilán, se dio cuenta
de que no tenía otro recurso que ponerse de inmediato bajo la
protección de una bandera de la Cruz Roja si querían sobrevivir.
Todo lo que tenían era un lienzo de ropa blanca, pero no tenían
pintura roja. Así que usaron la sangre que brotaba de las heridas de
los soldados más graves, para pintar una cruz sobre el paño
blanco. Sus atacantes respetaron la simbólica bandera y los heridos
británicos fueron puestos a buen resguardo.
Diariamente
libramos batallas, unas más fuertes que otras, pero sin importar
cuán fuerte sea nuestro enemigo o si estamos heridos gravemente,
siempre podemos correr a escondernos detrás de la Cruz de Cristo, su
sangre nunca perderá el poder que tiene para guardarnos de nuestros
enemigos y, además, tiene el poder para limpiarnos de nuestra
maldad.
La
cruz donde Jesús fue crucificado se tiñó de rojo, pero no es sólo
un color más, sino es su preciosa sangre la que fue derramada por
cada uno de nosotros. No importa cuándo dura sea tu batalla, ni cuán
feroz sea tu enemigo o si te has alejado y te sientes inmundo, la sangre de Cristo tiene poder para limpiarte y guardarte, su poder no
pierde vigencia con los años y su amor por ti no ha cambiado.
“Ustedes
estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían
quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con
Cristo al perdonar todos nuestros pecados. Él anuló el acta
con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola
en la cruz. De esa manera, desarmóa los gobernantes y a las
autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su
victoria sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2: 13-15 (NTV)
La
Cruz de Cristo, no se ve limitada por ninguna circunstancia, tiempo o
espacio y su poder va mucho más allá de las cosas visibles.
¿No es una noticia maravillosa? Todo lo que el enemigo tenía contra
nosotros fue eliminado en la Cruz y mientras permanezcamos bajo su
cobertura no hay nada ni nadie que pueda herirnos, ¡Nuestra victoria está asegurada!
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