DESAPARECIDO EN ACCIÓN
Pasaje
clave: Génesis 5: 21-24.
Después
leer en el capítulo 5 acerca de varios nacimientos nos encontramos
con… ¡Enoc! Pero, ¿por qué Enoc? ¿Qué lo diferencia a él de
todos los demás en el capítulo 5 de Génesis?
- Camino con Dios (vs. 22 y 24).
- Desapareció sin morir (vs. 24).
La
mejor palabra para explicar qué significa “caminó con Dios” es
“comunión”. Sí, estar en “común unión con…”, “estar
unido a…”.
Dios
le regaló a Enoc la tremenda bendición de no morir. El primer
hombre que vivió y nunca murió. Literalmente su vida fue eterna.
¿Por qué? Creo que fue por dos razones:
1º
por
su íntima comunión con Dios.
2º
porque
a Dios se le dio la gana de llevárselo sin que muriera.
La
que a nosotros nos importa ahora es la primer razón. Porque estar en
comunión con Dios es un trabajo intenso y activo.
No
es pasivo. No es para flojos. Los inconstantes siempre fracasan. Los
perezosos no logran nada. Sólo los tipos decididos y perseverantes
son los que logran alcanzar el objetivo y disfrutan después las
tremendas bendiciones (cualquiera que estas sean) de haber estado
caminando con Dios.
Te
doy seis ideas por las cuales estar en comunión con Jesús es tan
necesario para tu vida (y no son las únicas):
- Para mantenerte alejado del pecado.
- Para aprender a tomar las decisiones correctas.
- Para aprender a distinguir entre el bien y el mal.
- Para crecer en tu relación con Dios.
- Para librarte de la tentación.
- Para descubrir y disfrutar quién eres en Cristo.
¿Cuánto
tiempo dedicas por día a orar y leer la Palabra de Dios?
Si
lo comparas con el tiempo que dedicas a otras cosas (estudiar,
trabajar, escuchar música, ver TV, salir con tus amigos, malgastar
el tiempo sin hacer nada útil, etc.) ¿te parece que es realmente
suficiente?
Todas
las excusas que ponemos para no caminar con Dios pueden resumirse en
dos: “No tengo tiempo” y “No tengo ganas”.
Esto
nos trae consecuencias serias y graves: espiritualmente nos
enfriamos, perdemos el interés, nos contagiamos de la mentalidad
hueca del mundo, volvemos a los mismos pecados de siempre; todo lo
que tiene que ver con la iglesia o el Señor nos parece aburrido,
denso, nos deprimimos o sentimos que todo es una rutina. Rápidamente
“desaparecemos” ¡pero no porque Dios nos llevó! sino porque el
mundo nos devoró.
Piénsalo.
Caminar
con Dios te da energías espirituales, la fuerza que proviene de la
Palabra, de la oración y de la presencia del Espíritu Santo. ¡No
esperes hasta tener ganas o hasta sentirte “bien espiritualmente”!,
porque nunca vas a empezar. ¡No esperes a que otros lo hagan o te
den “el ejemplo”! Empieza tú a caminar con Dios. Simplemente
¡tienes que empezar a hacerlo! Sólo hazlo.
Dile
a Dios sinceramente: “No tengo ganas de leer, ni de orar, pero acá
estoy, ayúdame, anímame, porque hoy estoy aquí para estar contigo.
Hoy quiero que caminemos juntos”.
Extracto
del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis”
Por
Edgardo Tosoni

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