PARA UN FUTURO GLORIOSO
Escrito por Pastor Otoniel Font el martes, 05 de noviembre del 2013.
Es
imposible alcanzar el propósito de Dios en nuestras vidas, sin
atrevernos dejar atrás aquellas cosas que deben quedar en el ayer.
Hay quienes pretenden alcanzar lo nuevo de Dios, grandes retos y
metas, pero aún están aferrados al pasado. En el béisbol hay un
refrán que dice: No pretendas robarte la segunda base, sin
despegarte de la primera. Tienes que arriesgarte a dejar lo que ya
conoces, lo que es seguro, para alcanzar lo nuevo que Dios tiene para
tu vida.
Desde
el principio de la biblia, en Génesis, podemos ver que, para que el
hombre pudiera alcanzar ciertas cosas, tenía que dejar atrás otras.
Por ejemplo, para Adán tener a Eva, dice: Dejará el hombre a su
padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne. En
otras palabras, el hombre no podría tener una relación verdadera
con la mujer, sin dejar estas cosas.
Otro
ejemplo lo vemos en Josué. Todo el tiempo Josué estuvo al lado de
Moisés, pero llegó un momento que Dios le dice: Josué, ni te voy a
decir dónde enterré a Moisés; tienes que dejarlo atrás, y seguir
hacia adelante con el pueblo. Si el pueblo llegaba a saber dónde
estaba enterrado Moisés, aún estuvieran dando vueltas en el mismo
lugar. Hay gente que Dios desaparece de tu vida para que no continúes
dando vueltas en el mismo lugar. Así que, por esto, cuidado en
insistir y seguir investigando de esa gente a través de Facebook o
de Google. No sigas dando vueltas y muévete a lo que Dios tiene para
tu vida.
También
sucedió con Eliseo, que se encontraba arando con once yuntas de
bueyes. Cuando Elías le tira el manto como el escogido por Dios,
Eliseo tuvo que dejar atrás todo y seguirle. Eliseo, cuando recibe
el toque de Dios, tenía que dejar aquellos bueyes para alcanzar lo
que Dios tenía para su vida. Era imposible cargar la unción, sin
salir de aquel lugar.
En
el Nuevo Testamento, vemos a dos tipos de personas que quisieron
seguir a Jesús. Están a los que él invitó, y otros que se
invitaron. Ambos grupos tenían que dejar atrás ciertas cosas para
poder seguir al Maestro, pero no todos estuvieron dispuestos a
hacerlo. Por esto, no todos tuvieron la misma recompensa de
conectarse con nuestro Señor Jesús y, junto a él, transformar el
mundo.
Jesús
le hablaba a la multitud con palabras lindas, apacibles, con mucho
amor, y les multiplicó panes y peces. Pero, para con los 12
discípulos, el nivel era otro. A estos no les multiplicó panes y
peces todo el tiempo, sino que les dijo: Tienen que creer conmigo que
se van a multiplicar. Si quieren seguir en pos de mí, y entrar en
otra dimensión de vida, tienen que estar dispuestos a hacer lo que
yo hice: Dejé a mi Padre. Jesús nunca exigió lo que él mismo no
había hecho. El tenía derecho a pedir, porque ya lo había hecho
primero.
No
es hasta que tomes la verdadera decisión de dejar atrás ciertas
cosas, que entonces podrás alcanzar el destino glorioso de Dios para
tu vida. Es importante entender que nunca Dios te pide que dejes algo
en el pasado, sin primero dejarte saber que hay algo más grande en
tu futuro. Lo importante es que te atrevas a dejar lo que quiere
estancarte en el ayer. Siempre que Dios nos pide este acto de fe, es
porque nos tiene un futuro glorioso.
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