DIVULGUE LA PAZ DE DIOS EN ESTA NAVIDAD
La
Navidad es una temporada muy importante del año. Es la temporada
cuando el mundo entero oye el mensaje del nacimiento de Jesús y la
gente se vuelve más bondadosa. Es el tiempo perfecto para sembrar
semillas de amor en la vida de las personas que encontramos en el
camino.
Esas
semillas a veces pueden tomar la forma de una palabra amable a
alguien en medio del bullicio y trajín de las compras. Otras veces,
pueden tomar la forma de una oportunidad de orar por alguien y
ministrarle. Pero no importa dónde usted se encuentre, esté
preparado para aprovechar cualquier oportunidad para ayudar a los
demás.
Yo
he tenido algunas experiencias asombrosas cuando he dado unos cuantos
dólares a alguien en necesidad. Al darle el dinero a la persona, le
he dicho:
“Este dinero es del Señor Jesucristo. Yo le sirvo a Él y Él me
ha indicado que le ayude a usted”.
Es
asombroso ver cómo la gente está más dispuesta a oír cuando uno
dice las cosas con amor. Mucha gente nunca ha conocido a nadie que de
veras le muestre interés y amor. En esta temporada navideña, sea
esa clase de persona para con los demás. Divulgue el mensaje de paz
que es posible en Jesucristo y de su buena voluntad para con los
hombre.
Quién
sabe cuántas de esas semillas echen raíces un día y hagan entrar a
alguien en el glorioso reino de Dios.
Lucas
2:1-20
2:1
Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de
Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado.
2:2
Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.
2:3
E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.
2:4
Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la
ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y
familia de David;
2:5
para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual
estaba encinta.
2:6
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su
alumbramiento.
2:7
Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo
acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
2:8
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las
vigilias de la noche sobre su rebaño.
2:9
Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del
Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
2:10
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de
gran gozo, que será para todo el pueblo:
2:11
que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es
CRISTO el Señor.
2:12
Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales,
acostado en un pesebre.
2:13
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes
celestiales, que alababan a Dios, y decían:
2:14
¡Gloria
a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para
con los hombres!
2:15
Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los
pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y
veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.
2:16
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al
niño acostado en el pesebre.
2:17
Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del
niño.
2:18
Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les
decían.
2:19
Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
2:20
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las
cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.
Kenneth
Copeland

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