UN
NUEVO FINAL PARA TU HISTORIA
En
1 de Samuel 30:6, dice que David se angustió mucho porque querían
apedrearlo. Y sigue diciendo que todo el pueblo estaba en amargura de
alma, mas David se fortaleció en Jehová, su Dios.
¿Has
tenido una experiencia que te haya llevado a angustiarte mucho? La
clave se encuentra en fortalecernos en el Señor, fortalecer tu
hombre interior.
Tu
hombre interior es esa parte de tu vida que te da autoridad, te da
firmeza, y te pone en el propósito de Dios. Pero, ¿cómo fortalecer
tu hombre interior? Esto es algo que se hace conscientemente.
Tú
necesitas escuchar palabra, llegar a cada servicio de tu iglesia,
independientemente del cansancio porque, aunque probablemente tu
mente saldrá más cansada, habrá una palabra en tu interior que,
cuando la necesites, va a fluir de tu interior dándote la fortaleza
para perseguir, para alcanzar y para recuperar todo lo que el enemigo
te ha querido robar.
Para
fortalecerte en el Señor, tu mente juega un papel muy importante.
Aunque la fortaleza proviene del espíritu, tu mente interrumpe lo
que Dios quiere hacer en tu hombre interior.
Nuestra
mente tiene dos funciones básicas: la capacidad de memoria, y la
capacidad de imaginación. Todo el tiempo utilizas tu mente para
recordar o para imaginar. Tú resuelves problemas, basado en el
archivo de recuerdos que tienes, o imaginando la solución del
problema.
Estas
dos cosas están íntimamente ligadas. Tu imaginación,
definitivamente, es totalmente afectada por tus memorias. La razón
por la que mucha gente no puede ver un futuro claro es porque las
memorias que tienen no se lo permiten ver. Sin embargo, lo trágico
que tú has vivido, alguien lo puede usar como pasión para imaginar
un futuro lleno de victoria, y sacarle provecho a lo que a ti hoy te
deprime.
Montones
de personas que han tenido el mismo problema que tú, y se han hecho
millonarios contando el problema de una manera diferente. Han
utilizado la tragedia para proyectarse de otra manera.
Tu
proyección hacia el futuro es también indispensable para arreglar
tus memorias. Es imposible borrar de tu mente tus memorias. Dios
olvida tu pasado, pero él ha tratado de que tú te olvides y tú no
te olvidas.
Hay
quienes dicen que, cuando llegues al cielo, Dios te va a pasar toda
una película de tu vida, pero, para hacer eso, Dios tendría que ir
al fondo del mar, donde él echó tu pasado. Cuando Dios te ve a ti,
él no ve nada de tu pasado, él lo que ve es la sangre de Cristo. Es
más, él ni te ve a ti, él ve a Cristo en ti, él te ve a través
de Cristo.
Aun
así, Dios no ha podido hacerte olvidar tus memorias. Has creído que
tú eres tus memorias, que tú eres tu pasado.
El
mundo siempre te va a querer recordar lo que tú eras, pero hay poder
en lo que tú eras porque, cuando se nos menciona en el Nuevo
Testamento a Raab, la ramera, lo que se nos está diciendo es que
Dios puede usar a una que era ramera para traer libertad. Así que,
de ahí puede salir algo bueno.
En
el Antiguo Testamento, Dios se llama a sí mismo el Dios de Abraham,
Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Es curioso que Dios se llamara a sí
mismo de esa manera, porque él le había cambiado el nombre a Jacob
por Israel. Dios no dijo que ahora se llamaría entonces el Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel. Dios siempre se llamó el Dios de
Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob, porque a Dios no le importa
identificarse con la peor parte de tu vida. Él era el Dios de aquel
que llamaban ladrón, estafador. Dios nunca tomó en consideración
el nombre que el mundo le puso.
Dios
no cuenta tu pasado para tu futuro, pero se le hace muchas veces
difícil borrar tu pasado de tu propia mente. Por esa razón, cuando
Dios te habla, te profetiza tu futuro. Él te profetiza tu futuro
para que tú reescribas tu pasado, para que tú puedas reescribir tus
memorias y darle un nuevo final a tu historia.
Escrito
por Pastor
Otoniel Font, el
jueves, 21 de marzo del 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario