EL CORAZÓN DEL REY EN LA MANO DE DIOS
Como
los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la
mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina –
Proverbios 21:1
Piense
en ese versículo por un momento. Dios se ha reservado el derecho de
revocar, si es necesario, la voluntad del gobernante de una nación
para que el pueblo del Señor sea gobernado de acuerdo a la voluntad
de Dios. Es más, Dios oirá la oración de cualquier gobernante por
más impío que este sea. Si Él oyó la oración del rey
Nabucodonosor, créame, eso significa que Él oirá la oración de
cualquier otro gobernante.
Nabucodonosor
era el rey de Babilonia; era el soberano impío de una nación impía.
Él había llevado cautivos a muchos de la tierra de Judá, y algunos
de ellos habían llegado a ser sirvientes suyos. Entonces Dios empezó
a tratar con él. Una y otra vez Dios le advirtió: “Nabucodonosor,
mira que vas a perder la razón si no pones en orden tu vida”.
Y, efectivamente, él la perdió por completo.
Nabucodonosor
estuvo sin uso de razón por varios años. Entonces un día clamó a
Dios, y Dios oyó su clamor. A pesar de que era un rey pagano de una
nación pagana, Dios intervino varias veces en la vida de
Nabucodonosor y le oyó cuando al fin clamó por ayuda. ¿Por
qué?
Porque el pueblo de Dios estaba bajo su dominio.
Ese
principio tiene aplicación hoy día. Si abrimos el camino por medio
de la oración, Dios empezará a tratar con nuestros gobernantes. Si
nos humillamos y oramos, Dios puede hacer cesar la injusticia y la
corrupción que existen en nuestro país o en cualquier otro país.
Dios puede transformar los corazones de todos los que gobiernan para
que el pueblo del Señor sea gobernado con justicia.
Hoy
mismo propóngase orar por los que están en autoridad.
Kenneth
Copeland

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