CUATRO
CLAVES PARA UNA VIDA DE MILAGROS, Por
Fernando A. Jiménez.
Dios
puede hacer mucho con lo poco. Solo basta que depositemos nuestra
confianza en Él y tengamos la certidumbre de que es Aquél
que todo lo puede.
Quedar
sin empleo en una época en la que Colombia atravesaba por la más
profunda recesión económica de su historia, le pareció algo muy
grave, pero más grave aún el que de una paso a dos y luego a tres
cuotas atrasadas en el pago de su apartamento.
Al
principio se convenció de que podría resolver el problema, y Juan
José se ocupó de cubrir las necesidades de alimentación para su
esposa y dos hijos.
Los
días del calendario fueron creciendo hasta la tarde de miércoles,
cuando todavía se encontraba buscando en la sección de clasificados
de ofertas de trabajo en un diario local, cuando tocaron a la puerta
y el rostro del cartero evidenció lo que deseó nunca llegara: un
anuncio de cobro jurídico.
Años
atrás había prestado un dinero, inicialmente a interés. Aquél a
quien se lo facilitó con la promesa de regresarlo seis meses
después, jamás cumplió ni con el pago de los intereses ni con la
devolución del dinero. Y se cansó de pelearse con él. No tenía
mayores garantías de que recibiría el pago.
Por
eso, cuando recibió información sobre el proceso que iniciarían en
su contra, le pasó por la mente la idea de renovar el cobro. "No
tiene sentido, me llenaré de nuevas preocupaciones que no tienen
sentido", razonó y desistió de la idea.
Lo
que sí hizo fue volver la mirada al Señor Jesucristo en procura de
ayuda. Nunca antes como en ese momento, había clamado con tanta fe.
Dos días antes de que se venciera el plazo de cancelar la totalidad
del dinero, sonó el teléfono. La persona que le debía dinero
estaba al otro lado de la línea:--Lamento haberme demorado tanto en
llamarle—dijo--, pero recién ahora tengo el dinero. Deseo saber en
qué momento puedo acercarme a su apartamento para cancelarle hasta
el último peso...—
Juan
José agradeció a Dios su infinita misericordia. Aquél era el
dinero, en la cuantía exacta, para hacer un primer pago del pacto de
refinanciación de la deuda que le proponían en la carta del
abogado.
El
mismo Señor Jesús de ayer...
Cuando
vamos a las Escrituras leemos que "Jesucristo es el mismo ayer,
y hoy, y por los siglos"(Hebreos 13:8). Por esa razón estamos
convencidos de que la época de los milagros no ha terminado; por el
contrario, sigue vigente.
Si
nos asiste este convencimiento, es apenas natural tener la certeza de
que el amado Dios responderá a nuestro clamor en procura de la
provisión divina. En particular hay un pasaje que leemos en el
evangelio de Mateo, en el capítulo 15 desde el versículo 32 al 39,
que nos arroja importantes enseñanzas para ponerlas en práctica en
nuestra cotidianidad. A partir del texto aprendemos los siguientes
principios:
1.
El Señor Jesús se preocupa por las necesidades de Su pueblo:
Es
interesante notar que después de largas jornadas escuchando las
enseñanzas del Maestro, Él estaba preocupado por el bienestar de la
multitud de seguidores. "Jesús llamó a sus discípulos y les
dijo: --Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días
conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer,
no sea que se desmayen por el camino. "(Mateo 15:32. Nueva
Versión Internacional).
¿Puede
apreciar el profundo contenido de estas palabras? Son las mismas que
saldrían de labios de un Padre amoroso preocupado por sus hijos. El
cuidad de los más mínimos detalles. Conoce la situación difícil
que enfrentamos y desea intervenir. Sin embargo es necesario que
clamemos a Él en procura de ayuda.
2.
El problema: la razón humana sólo mira las limitaciones:
Cuando
a todo lo que ocurre alrededor, y en particular en cuanto a los
problemas, le aplicamos la lógica humana, nos asaltará el desánimo
y la palabra "Imposible" es probable que aflore una y otra
vez a nuestros labios. Esa circunstancia se produjo entre los
discípulos del Señor Jesús cuando oyeron que la misión inmediata
era la alimentación de decenas de personas.
"Los
discípulos objetaron: --¿Dónde podríamos conseguir en este lugar
despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta
multitud?"(Mateo 15:33. NVI).
Dios
puede hacer mucho con lo poco. Solo basta que depositemos nuestra
confianza en Él y tengamos la certidumbre de que es Aquél que todo
lo puede.
Comprendo
que puede estar experimentando una situación compleja, pero también
me asiste el convencimiento de que no constituye nada imposible para
nuestro amado Señor.
3.
Sólo basta confiar, Dios obrará milagros:
Aunque
en criterio de cualquier ser humano unos pocos panes y peces no
servían en absoluto para satisfacer el hambre de decenas de hombres,
mujeres y niños, cuando sometemos al Señor esa situación que nos
inquieta, todo cambia.
"--¿Cuántos
panes tienen? --les preguntó Jesús. --Siete, y unos pocos
pescaditos. Luego mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomando
los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue
dando a los discípulos. Éstos, a su vez, los distribuyeron a la
gente."(Mateo 15:34-36. NVI).
¿Considera
usted que con hechos portentosos como el descrito por el evangelista,
hay algo imposible para Dios? En absoluto. Por esa razón aquello que
está requiriendo, se cumplirá si va al Señor en oración. No cese
de clamar.
4.
Si esperamos en Dios, Él responde:
Todo
cuanto necesita nuestro amado Padre es que le permitamos tomar
control de los problemas y necesidades que enfrentamos. Cuando lo
hacemos, dejando de lado toda sombra de duda o de autosuficiencia, Él
responde. Así quedó testimoniando con el mover maravilloso que
produjo Jesucristo en aquella multitud.
"Todos
comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos
recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron. Los que
comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los
niños."(Mateo 15:37-39).
¿Usted
piensa seguir experimentando la misma crisis que hasta ahora?¿Por
qué no decide someter esa situación en manos del Señor? Hoy es el
día para hacerlo. Ore, confíe y espere en Dios. ¡La respuesta
vendrá! Y reciba a Jesús como su Salvador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario