DIOS TIENE UNA NUEVA EXPERIENCIA PARA DARTE CADA DÍA
“Cada
día te bendeciré, Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre”
(Salmos 145:2).
Cuando
estaba con cerca de 80 años, el grande violonchelista Pablo Parejas
continuaba ensayando su instrumento musical por cuatro o cinco horas
diarias. Un amigo le preguntó, cierta vez, por qué continuaba
practicando con tanta determinación, a su edad. La respuesta del
músico fue: “Porque
yo percibo qué continuo haciendo progresos.”
El
mayor problema de nuestras vidas espirituales es creer que no
necesitamos de nuevas experiencias, de una renovación, de un
crecimiento que nos motive aún más a buscar a Dios. Creemos que ya
somos salvos, que ya conocemos la Biblia, que ya hicimos mucho por la
obra del Señor, y que nada más podrá traernos algún regocijo.
Nos
sentimos frustrados por no tener más aquél primer amor, por no
querer más pasar un tiempo en oración delante de Dios, por no
encontrar más un estímulo para evangelizar, por no interesarnos más
en estudiar la Palabra de Dios.
¡No
debe ser así! Debemos querer un algo más, continuar caminando en el
centro de la voluntad de Dios, una aproximación mayor a nuestro
Salvador. La vida cristiana debe ser vivida diariamente, a cada
instante, en cualquier circunstancia.
No
basta quedarse en casa orando, no basta leer la Biblia cuando nos
sobra tiempo, no basta oír el sermón a través de un CD adquirido
en la iglesia, no basta preguntar al hermano sobre las reuniones, no
basta pedir oración por el teléfono, no basta oír himnos en una
emisora cualquiera de radio. Es necesario envolvimiento,
participación, complicidad, presencia real y constante. Si yo
conseguí mi bendición hoy, debo ir a buscar una nueva bendición
mañana. Cada día es un nuevo día, cada experiencia es una nueva
experiencia. El maná espiritual de Dios solo sirve para un día.
Nuevos manás vendrán y no podemos perderlos en hipótesis alguna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario