LA DURABILIDAD ES LA CLAVE, Por Pastora Omayra Font.
Cuando
Dios creó las lumbreras, las creó con su palabra. Y la luna y el
sol ocupan espacio, son materia, y han durado millones de años,
apoyados por la palabra de Dios. De la misma manera, hay cosas en
nuestra vida que no se van. Quizás has tratado de entregarle tu casa
al banco, y el banco no te la ha querido coger. Y es que esa es la
casa que Dios tiene para ti. No hay banco, no hay problema económico,
no hay nada que te la pueda quitar, tiene durabilidad, porque está
apoyada por la palabra de Dios.
Y
una de las características que tienen las cosas de Dios en nuestra
vida es que duran.
Por
eso dice la palabra que instruyas al niño en su camino, y aun cuando
fuera viejo, no se apartará de él; porque la enseñanza que tú le
das a tus hijos dura porque, cuando está apoyada por la palabra de
Dios, tiene durabilidad.
Y
este mensaje es para que aprendas a identificar aquellas cosas en tu
vida que son de Dios, y las que no lo son; porque a todas llamamos
tesoros, pero a la hora de la verdad, solo las que duran son las de
Dios, porque están apoyadas por la palabra de Dios, y la palabra de
Dios es para siempre.
A
los tropiezos del pasado, podemos llamarlos fracasos, o podemos
llamarlos cosas que no eran de Dios, y como no eran de Dios, por eso
no están con nosotros hoy. ¿Quieres tú algo que no es de Dios en
tu vida? Pues lo mejor que puede haber pasado es que se haya ido, que
haya terminado, que ya no esté aquí, que ya no sea parte de tu
vida.
Por
eso es que los problemas tienen fecha de expiración; porque los
problemas no son de Dios. La maldad no es de Dios, no tiene
durabilidad, no permanece para siempre.
En
Génesis dice que Dios dijo: Sea la luz; y lo que ha estado pasando
todo este tiempo es que esa palabra “luz” ha seguido rebotando en
el cielo, y en el cielo no hay polilla, no hay moho, no hay ladrón,
que interrumpa el fluir de la palabra: luz, luz, luz… Por eso cada
mañana cuando te levantas sabes que fuera de tu ventana va a haber
luz. Y puede ser un día lluvioso, y estar todo lleno de nubes, y
sabemos que el sol no se ha desaparecido, porque el sol está
sostenido por la palabra de Dios, desde que él dijo que se hicieran
las lumbreras. Y nunca va a desaparecer. Nunca viviremos en un mundo
sin aves, ni sin animales, ni sin plantas. Quizás se han extinguido
algunas aves, pero tenemos aves, y siempre las tendremos, porque la
palabra de Dios sigue dando vueltas en la expansión de la eternidad.
Enfócate
en aquellas cosas que están sostenidas por la palabra de Dios. Tu
prosperidad está sostenida por la palabra de Dios.
El
tiempo es maravilloso. Hay quienes detestan el tiempo; no quieren ni
contar los años que tienen, no quieren esperar para nada, cuando en
realidad el tiempo es una de las cosas más maravillosas que hay,
porque el tiempo revela el carácter de las cosas. El tiempo es la
respuesta a muchas cosas en nuestra vida. Esperar un poco por algo,
nos dice si realmente lo queríamos o no.
Dios
tiene tres respuestas: Sí, no, y todavía. Si la respuesta de Dios a
tu petición, hasta el momento, ha sido todavía, es porque no estás
preparado, pero no deja de ser de Dios, y mientras esté del lado de
Dios, se va a manifestar, no se va a acabar, sino que es cuando pasen
a tus manos que entonces comienza a correr el tiempo. Por eso hay
cosas que arrebatamos por desesperación, y se nos dañan; dejan de
ser de Dios, porque no les dimos su tiempo.
De
la misma manera pasa con nuestra ofrenda. Queremos sembrar una
semilla hoy, y mañana tener el fruto cuando, en toda semilla, la
clave es el tiempo. Puede que sea el mejor terreno, y la mejor
semilla, pero si no pasa el tiempo que tiene que pasar, no pasa nada.
¿Estás dispuesto tú a esperar el tiempo de Dios para recibir las
cosas que van a perdurar en tu vida? Porque no se trata tan solo de
que lleguen, sino de que, cuando lleguen, duren, y que puedas
tenerlas como los tesoros que son, porque provienen de Dios.
Cuando
siembras una semilla, la pones en manos de Dios y, como Dios tiene el
control, sabes que va a dar frutos, y que ese fruto va a permanecer.
En Dios sabré esperar las buenas cosas que tiene preparadas para mi. Es por eso, decimos que el tiempo de Dios es perfecto. Gracias Dios por lo que me has dado y por lo que piensas darme.
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