LA BIBLIA Y EL CORAJE
“Y
llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
Esfuérzate y anímate…” (Deuteronómio 31:7).
El
coraje no está limitado al campo de batallas o a las 500 millas de
Indianápolis o a enfrentar un ladrón en su casa. Los test
reales de coraje son mucho más profundos y mucho más tranquilos.
Son test
internos, como permanecer fiel mismo cuando nadie está mirando, como
resistir al dolor cuando el cuarto está vacío, como ponerse en
soledad cuando usted es mal comprendido. (Charles R. Swindoll).
Dios
está siempre buscando personas animosas.
Personas que tengan coraje de decir “sí”al Señor, mismo cuando
la mayoría dice “no”,
personas que se ofrezcan para ser dirigidas por el Espíritu, sea
cuando nadie más quiera hacer el mismo, personas que estén
dispuestas a pagar el precio, aun cuando sea elevado, para hacer con
que la luz de Cristo brille en los lugares más tenebrosos.
Dios
se alegra cuando tenemos el coraje de sonreír en los momentos más
difíciles de nuestras vidas, cuando seguimos el camino por Él
determinado, así sea cuando nuestra voluntad es seguir en dirección
contraria, cuando tenemos el coraje de esperar con paciencia, o
cuando nuestro corazón ansia por nuevas aventuras, cuando tenemos el
coraje de columbrar los rayos de sol, o cuando estamos debajo de
pesadas tempestades.
El
corazón del Señor se regocija cuando tenemos el coraje de amar en
un mundo cercado de odio, cuando tenemos el coraje de creer cuando
todos dudan, cuando proclamamos esperanza cuando todos alrededor ya
no esperan más nada.
Muchos
tienen el coraje de dejar todo para después para servir al Señor —
soy uno
de ellos. Muchos tienen el coraje de cambiar lo mucho por lo poco,
confiando plenamente que lo poco con Dios es mucho más de que lo
mucho sin Él. Muchos tienen el coraje de decir, con osadía y
regocijo: “Estaba
perdido y el Señor me halló. ¡Alabado sea el nombre del Señor!”
¿Y
tú, eres o no una persona de coraje?
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