DIOS
RESPONDE A TU FE, Por
Pastor Otoniel Font.
En
1 Crónicas 4, dice que Dios le otorgó a Jabes lo que pidió. La
biblia está llena de oraciones de muchos personajes, y son muy pocas
las ocasiones en que hay una confirmación tan clara, donde la biblia
diga que Dios concedió la petición.
En
solo dos versos la biblia nos presenta una historia que debemos
estudiar, para aprender principios espirituales que podemos aplicar
en nuestra vida, para que Dios conceda nuestra oración, una petición
como la de Jabes.
Si
analizamos bien la petición de Jabes, bajo muchos estándares, esta
es una oración que no se debería hacer. Bajo los estándares de
mucha gente tradicional, esta es una oración que no es correcta.
Según mucha gente, no se supone que uno ore de esa manera:
Bendíceme, ensancha mi territorio, cuídame. ¿Dónde está el
aspecto de Dios? ¿Dónde dice: Voy a las naciones? Jabes dijo:
Bendíceme a mí, ensáncha mi territorio, cuídame a mí, para que
yo no me dañe.
El
único momento donde vemos a Dios es al final diciendo que se lo
concedió. Bajo muchos estándares, esa sería una oración
pecaminosa, no sería una muy correcta.
Jabes
significa “dolor”. Pero, a diferencia de otras historias en la
biblia, en esta ocasión, se nos describe primero el éxito de Jabes,
para luego entonces decirnos el significado de su nombre. Antes de
que podamos juzgar a Jabes, el escritor nos aclara que Jabes era un
hombre ilustre. Luego, entra en la explicación de lo que significa
Jabes, y por qué se llamó Jabes.
Se
nos presenta el grado de importancia, el honor que este hombre
alcanzó, con el propósito de que no lo juzguemos por su nombre, y
para que no pensemos que Dios le concedió su petición porque él se
llamara “dolor”. Porque él se llamaba Jabes, no por él, sino
por las circunstancias en las que nació.
No
debemos pensar que nuestros problemas y dolores son licencias para
que Dios responda a nuestras oraciones. Aun la misma iglesia, en
muchos casos, ha promovido el pensamiento de que, mientras más
problemas tengamos, más humildes somos, y más espirituales somos.
Pero Dios nunca ha respondido una oración por dolor, él las
responde por fe.
Se
nos dice que hubo dolor en el nacimiento de Jabes, pero no se nos
dice qué clase de dolor. Una madre, al momento de dar a luz, puede
experimentar dolor por diferentes razones. El dolor físico es
inevitable. Pero, cuando es un parto complicado, el dolor es más
allá de lo normal. Y a través de toda la gestación habría grandes
dolores, angustias, problemas. Quizás no era un niño producto de
una relación de amor, sino una forzada. Quizás
el niño nacería en un momento de crisis económica.
Lo
que vivió Jabes es lo que vive nuestra sociedad hoy día. Algunos
nacen en circunstancias traumáticas, dolorosas. Hay personas que
viven momentos en los que piensan que han nacido únicamente para
experimentar dolor. No recuerdan haber tenido un momento de disfrute.
Jabes tuvo que vencer todas esas cosas.
En
2 Corintios 4:16 dice que mientras más se desgasta nuestro hombre
exterior, más renovado debe estar nuestro hombre interior. Los
problemas tienden a desgastarnos. Y hay un desgaste natural, pero hay
un desgaste provocado por no tener crecimiento espiritual, en medio
de las circunstancias que te van desgastando.
Todos
nos vamos a desgastar, envejecemos todo el tiempo. Pero una cosa es
el desgaste natural por los años, que incluso es digno de
admiración, y se ve bien, porque es parte del proceso natural de la
vida. Pero otra cosa es el desgaste porque una persona no ha podido
soportar los embates de la vida: divorcios, bancarrota, crisis
económica.
Los
creyentes también pasamos por esas circunstancias de la vida, con la
diferencia de que nuestro hombre interior debe ir renovándose,
conforme se desgasta el exterior, y podemos lucir las canas con
honor, porque es parte de la vida, y debe verse en nosotros el
reflejo de la renovación interior.
Y
es esta renovación interior la que nos lleva a alcanzar el título
de ilustres, o de honorables, a pesar de las circunstancias en las
que hayamos nacido, convirtiéndonos en personas a las que Dios concede peticiones.
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